Árbitros. Juan Salord Gener, el monitor a la derecha del grupo, y Víctor Pérez Marqués, a la izquierda - J.S.G.

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Me llamo Juan Salord Gener, tengo 27 años y soy de Ciutadella. Junto a mi compañero Víctor Pérez Marqués, gestiono un recinto de paintball, deporte de aventura del que soy monitor. Cuando tengo tiempo libre, me gusta ir al gimnasio, quedar con los amigos, ver deporte en la televisión e ir a pescar.

Hace casi un año que se dedica al mundo del paintball. ¿Cómo surgió?

Antes trabajaba en la empresa de mi padre pero la traspasamos. Casualmente, la persona a la que le traspasamos el negocio me propuso llevar un recinto de paintball. También se lo comentó a mi compañero Víctor y desde hace un año los dos nos ocupamos de gestionar la actividad, desde las reservas a los temas económicos. Fue curioso porque yo había oído hablar de paintball alguna vez pero jamás había jugado.

¿Y cómo fue lo de abrirse camino en un nuevo campo profesional?

Con mucha ilusión pero también con incertidumbre porque es un deporte de aventura que desconocía. Tienes que aprender en qué se basa y trabajar duro pero, a día de hoy, tengo la suerte de afirmar que me encanta mi trabajo.

Para quien no lo sepa, ¿qué es el paintball?

Es un juego de mucha diversión y adrenalina, donde el deporte y el ocio van ligados. Se trata de dos grupos de personas que compiten entre sí durante cerca de dos horas, aunque depende del número de bolas que se haya comprado, el número de partidas y su dinamismo. Se trata de que no te marquen con las bolas de pintura y es por eliminación. El escenario es un campo de combate en el que hay dos árbitros que van proponiendo juegos. Hay que tener estrategias, no es sólo ir a pegar cuatro tiros. La verdad es que la gente se lo pasa muy bien y el 70 por ciento repite.

Hay quien se preguntará si las bolas de pintura se pueden quedar marcadas en la piel...

Las normas de seguridad son básicas. Los jugadores siempre llevan monos, máscara, collarín, la marcadora y las bolas. No está recomendado marcar a menos de 8 o 10 metros porque entonces puede picar en la piel, aunque también depende de la persona. Por otro lado, jamás hay que quitarse la máscara, ni si quiera cuando se está eliminado. Hay que esperar a salir del recinto.

¿Proyectos en mente que le ilusionen?

Tanto mi compañero como yo tenemos ilusión en que el recinto pueda llegar a tener varios escenarios, como en la Península. Pero es más difícil de lo que parece y hay que ver qué aceptación tiene el actual. Creemos que es una buena oferta de ocio, no sólo para turistas, también para menorquines.