Edificio. La antigua penitenciaria de La Mola, utilizada como prisión castrense desde 1948 hasta los años 1970, se encuentra actualmente en un estado de grave deterioro - Gemma Andreu

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La fortaleza de Isabel II, en La Mola del puerto de Maó, se resiente de la ralentización en las inversiones y el recorte presupuestario de las administraciones que forman parte del Consorcio del Museo Militar de Menorca y del Patrimonio Histórico-Militar del Puerto de Maó. Algunas de las construcciones cuya recuperación plantea el Plan Director del recinto, como es la antigua penitenciaria y los cuarteles altos, presentan un estado ruinoso y se encuentran ya sin techumbre y en parte derruidos.

El presidente de la Comisión Permanente del Consorcio y del ente desde su constitución, en 1998, el coronel Francisco Riva Mayor, declaró ayer que la enorme extensión del recinto, con un kilómetro cuadrado de superficie, y un presupuesto limitado -un total de 268.200 euros para el presente ejercicio 2011-, no permiten avanzar con la celeridad deseada en la restauración de todas las edificaciones existentes, tal y como contempla el Plan Director, en el que también se recoge la futura demolición de algunas de las construcciones que no tienen un valor patrimonial.

La situación de La Mola, actualmente uno de los principales atractivos turísticos del entorno del puerto de Maó, fue abordada en las jornadas sobre arquitectura y urbanismo celebradas el pasado abril, precisamente entre los muros de la antigua fortaleza.

Arquitectos

El Colegio Oficial de Arquitectos de Menorca sigue de cerca y con cierta preocupación la evolución del complejo, y reclama que las cinco administraciones que forman parte del Consorcio (Govern balear, Ministerio de Defensa, Consell insular y los ayuntamientos de Maó y Es Castell) se impliquen más en la conservación de la fortaleza, e inviertan en la consolidación de edificios como el antiguo penal y los cuarteles, para evitar que acaben totalmente en ruinas.

El colectivo incluso se plantea la posibilidad de redactar un manifiesto para evidenciar el deterioro que sufre el complejo y reclamar una mayor inversión de las instituciones que forman parte del Consorcio.

Entre las dudas que plantea el Colegio de Arquitectos está la viabilidad futura de un conjunto arquitectónico de las dimensiones de La Mola sólo mediante las visitas guiadas, una actividad que gestiona la empresa Cordial Hoteles y que, según expuso ayer Francisco Riva, en este inicio de temporada está logrando atraer a un mayor número de turistas.
Actualmente los visitantes, tras acceder al recinto por la Puerta de la Reina, cuya rehabilitación corrió a cargo de la empresa explotadora de La Mola, al igual que la del hornabeque, pueden realizar un recorrido a pie por dieciséis puntos de interés que incluyen los frentes 9 y 10, las galerías subterráneas, el Hornabeque, el aljibe y las balsas de decantación, el entrante 5 y su foso, la Torre de la Princesa, el Polvorín de la Reina -restaurado aunque no se accede a su interior-, la batería Vickers de 381 mm, y la penitenciaría y los cuarteles próximos, aunque en estos edificios, por razones de seguridad, no se permite la entrada a los visitantes.