aniversario. Los actos conmemorativos se celebraron ayer mientras continúan los trabajos de reconstrucción - carles Mascaró/Mike Puttock/steve morgan

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La entrega de la bandera 'White Ensign' de manos de Mike Walliler, comandante capitán de la fragata británica "HMS Richmond", al sacristán de la iglesia anglicana de Santa Margarita (Es Castell), el teniente coronel Mike Martin, cerró ayer en la capilla St Goerge's Naval Chapel de la Illa del Rei la participación británica en la conmemoración del 300 aniversario de la construcción del viejo Hospital Naval inglés (1711) en este histórico enclave del puerto de Maó. La bandera permanecerá a partir de ahora bajo custodia de la congregación anglicana en Menorca en esta capilla recién rehabilitada.

Apenas minutos antes, en el mismo lugar, el capellán del "HMS Richmond", Stevie Thomson, concelebró una misa en memoria de los marineros que sanaron y murieron en este hospital en presencia de la cónsul honoraria británica, Deborah Hellyer, del agregado militar de la embajada del Reino Unido en Madrid, Frederick Price, junto a una nutrida representación de la comunidad británica en Menorca y de Amics de la Illa del Rei.

Los actos conmemorativos en los que también participó el Comandante Naval de Maó, Javier López-Cerón, se iniciaron a primera hora de la mañana con la colocación de varias coronas de flores en el cementerio inglés sito en S'Altra Banda del puerto, a escasos metros de la Illa. La emotiva ceremonia contó la presencia de una pequeña representación de la dotación de la fragata "HMS Richmond" que estos días se encuentra amarrada en la Base Naval y que mañana jueves levará anclas hacia el puerto de Portsmouth, Inglaterra.

El mismo acto se repitió poco después en la Illa del Rei, en el jardín "des Capellà", y ante los bustos del almirante Jennings -quien ordenara la construcción del viejo hospital- y del héroe naval, el almirante Lord Collingwood. En ambos casos, la corona fue depositada por el marinero más joven de la dotación del buque inglés. Frente a cada uno de los bustos, en un respetuoso silencio sólo roto por el furioso ondear de las banderas británica y españolas agitadas por el viento del suroeste, el agregado militar glosó la figura de tan insignes marineros, destacando el valor de ambos y en especial el carácter humanitario de Lord Collingwood y su amor por Menorca.