El concejal explica la medida ante la mirada de las ediles - Paco Sturla

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La calle Ses Moreres de Maó se cerrará al tráfico a partir de la próxima semana y hasta el 31 de octubre, fecha acordada ayer por el equipo de gobierno con vecinos y comerciantes para evaluar el éxito o fracaso de la medida y decidir si ésta se prolonga o no durante los meses de invierno.

Después de hora y media de debate, durante el cual la alcaldesa Águeda Reynés y el concejal de Servicios Generales, Salvador Botella, explicaron a los ciudadanos las ideas del gobierno municipal para peatonalizar esta calle y reactivar la actividad comercial, la opción que contó con más apoyos fue la de cerrar Ses Moreres y bifurcar el tránsito rodado en dirección hacia las calles de Sant Jordi y Sa Lluna.

La medida no supondrá, como se pretendía inicialmente, la supresión de las plazas de aparcamiento de la calle Sant Jordi, y sí incluirá, a petición de residentes y comerciantes, la ampliación de los puntos de zona y descarga en la calle Bastió. Asimismo, se permitirá a los vecinos de Ses Moreres que puedan acceder con coche a la calle hasta las 10 de la mañana, como en horario de carga y descarga, con el fin de reducir los problemas cotidianos que generará la peatonalización, como es el acceso a las casas con las compras, dado que muchos de los residentes en el centro de Maó son personas mayores.

Prueba
Tanto Reynés como Botella subrayaron ante los asistentes a la reunión que la medida es reversible, y que si no funciona dejará de aplicarse. No obstante los miembros del nuevo gobierno del PP se mostraron partidarios de "probar" la peatonalización antes de dejar la calle como está, con el objetivo de reactivar los negocios de la zona.

Durante la consulta surgieron numerosas dudas de los vecinos de la calle Sant Jordi, sobre la contaminación acústica y los atascos que se pueden producir en esta vía eminentemente residencial y bastante estrecha; también algunos comerciantes consideraron que Ses Moreres no está acondicionada para convertirse en peatonal, mientras que los algunos residentes en dicha calle expresaron su temor a que se generen más ruidos y suciedad debido a la instalación de terrazas, algo que descartó el edil de Servicios Generales si los bares y restaurantes cumplen con la normativa municipal.

En este apartado, Botella señaló que existen ya dos peticiones para la instalación de terrazas en Ses Moreres aunque, ante las críticas de algunos vecinos que reclamaban un Plan Especial para todo el centro y ralentizar el proceso de peatonalización para conseguir una mayor participación ciudadana, el concejal insistió en que el cierre de la calle "no se hace para que se instalen dos bares", sino con el ánimo de reanimar un casco comercial que ha ido perdiendo fuelle en los últimos años.

Además insistió en que la existencia de terrazas y actividades desde el momento en el que se cierre la calle evitará que ésta parezca "un solar vacío" y que los peatones caminen por el centro de la calzada, sin acercarse a los comercios existentes a ambos lados de la calle.