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Buscando la canícula. Y es que no se la ve por ninguna parte y de momento no se la verá. La época del año en la que estamos es la época más cálida, la época denominada canicular, cuando las temperaturas nocturnas son tropicales y no bajan de los veinte grados centígrados y las diurnas suelen sobrepasar los treinta. A todo esto hay que sumarle la tan molesta humedad que incrementa y mucho la sensación de calor y agobio.
Pero de momento llevamos una semana muy agradable, con temperaturas nocturnas que han bajado hasta los 17 grados y máximas que se han quedado entorno a los 25 o 26 grados. A todo esto hay que sumarle que los vientos de componente norte y algún chubasco que otro ayudan a redondear una semana más primaveral que no de pleno verano.

Y es en este punto donde llega la sorpresa, ya que las previsiones no anuncian lo que sería una lógica recuperación de las temperaturas y un retorno a la canícula, sino que el Instituto Nacional de Meteorología ha anunciado para las Islas un fin de semana con temperaturas más bajas y posibilidades de chubascos y tormentas. Si las previsiones se cumplen, tendremos que esperar a finales de la semana que viene para poder volver a disfrutar de un verano en mayúsculas. Un final atípico y unas fiestas de Sant Antoni Abad y Sant Jaume que, si las previsiones se cumplen, serán mucho más frescas de lo que estamos acostumbrados.

El contrapunto lo encontramos al otro lado del Atlántico. Gran parte de Estados Unidos está sufriendo una ola de calor sin precedentes, con los termómetros que alcanzan en muchos estados los 45 grados centígrados y se están batiendo récords. Se espera que en ciudades como Washington o Nueva York la temperatura de sensación térmica supere los 50 grados.