CONTRASTE. Los restos del incendio, como estos troncos quemados, son cada día menos visibles, engullidos por la vegetación verde que brota con fuerza en la zona quemada - LLAC

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Cinco años atrás, la columna de humo del incendio de Ets Alocs se podía apreciar desde el Camí de Maó, en Ciutadella. Los que la vimos ya intuimos que aquel no era un fuego cualquiera, y ciertamente, así era. Un día como ayer pero cinco años atrás se inició el peor incendio forestal de los últimos tiempos en Menorca. El fuego arrasó 147 hectáreas en Es Milocar. El paisaje tras el fuego era desolador. Ayer, cinco años después, la imagen era otra muy diferente.

Para acceder a la zona que resultó más afectada por el incendio hay que andar un buen trecho colina arriba. Ya entonces se aprecia que la vegetación en la zona es muy frondosa, con una gran presencia de 'bruc' y 'càrritx'. Desde la cima de la colina se aprecian los primeros indicios de que aquella zona fue víctima del fuego media década atrás. En la distancia, en una especie de valle, se ven unos troncos quemados que se alzan en medio de arbustos y vegetación baja renacida de la nada. Más cerca, unos pequeños pinos brotan dentro de una protección de plástico verde, muestra de las tareas de reforestación que se realizaron tras el incendio. Algunos de estos cilindros verdes ven renacer la vida. Otros han quedado como estorbos, sin árboles dentro, y con algunos hierros que pueden suponer un inconveniente para quien decida pasear por el bosque. El color que predomina es el verde. Cinco años atrás, era el rojo de las llamas y el negro del paisaje carbonizado.

El naturalista Pere Fraga asegura que "el proceso de recuperación avanza a buen ritmo porque en la zona había suficiente potencial como para que así fuera". Al hablar de potencial, Fraga se refiere a suficientes semillas como para que la vegetación rebrotara, e incluso algunos troncos que aparentemente estaban muertos han dado paso a pequeños brotes verdes. Lo más interesante de este proceso, según Fraga, es que la recuperación de las zonas de 'bruc', de matorral bajo y arbustos se produce a muy buen ritmo. "Los bosques del norte son rápidos, y calculo que en tres o cinco años el 'bruc' estará totalmente recuperado del incendio". La importancia de recuperar esta vegetación reside en que es la base para la regeneración de otras especies como los pinos o las encinas. "Es necesaria una cobertura de arbustos para que después crezcan otros tipos de bosques, como los encinares, que pueden tardar siglos en volver a nacer", comenta el naturalista. El 'bruc' o la vegetación baja ayuda a que el monte no se erosione por la acción de la lluvia o del viento, paso clave antes de cualquier esperanza de conseguir que el bosque renazca de las cenizas.

En todo este proceso, una de las claves ha sido, según Pere Fraga, el buen estado de conservación del medio natural menorquín. "Al tener los bosques muy bien conservados, el espacio que sufre una alteración se regenera gracias a la proximidad con otras zonas bien cuidadas, como ha pasado en el caso de este incendio", comenta.

En la zona del incendio, ayer soplaba algo de viento. Ligero, a penas perceptible, pero nefasto cuando se trata de un incendio. Cinco años atrás, también soplaba viento en la zona de Es Milocar. El actual jefe de los Bomberos de Menorca, Joan Gorrias, recuerda que en el 2006, el mes de julio había sido ya especialmente movido para los Bomberos. "Tuvimos muchas intervenciones en el campo, en embarcaciones e incluso en algún establecimiento turístico. Esperábamos que el agosto empezara bien, pero nos avisaron de un incendio, y cuando salimos de Ciutadella y vimos la humareda, ya nos dimos cuenta que estábamos delante de algo grave", recuerda.

Cinco años después, Gorrias recuerda perfectamente cómo fue aquel fuego y la lucha de los bomberos. "Al llegar a Ets Alocs, vimos como el fuego ya subía hacia Es Milocar. Entonces, se nos ocurrió intentar cortar el incendio en la zona de Alfurí, en un canal que muchas veces está sembrado y que nos podría servir para parar el avance de las llamas. Nos fuimos hacia allí con tres camiones de bomberos y una ambulancia. En primera instancia nos tuvimos que retirar, porque el viento cambió de dirección y estábamos en riesgo. Dejamos las mangueras en la zona, y nos fuimos hasta Alfurí de Dalt. Entonces intervinieron los medios aéreos, y más tarde pudimos volver a ese canal y allí nos hicimos fuertes".

A día de hoy, nadie conoce la probabilidad de que un incendio de esas características se repita en Menorca. Gorrias explica que "los grandes incendios forestales dependen de una gran cantidad de factores. Por ejemplo, del tiempo que tarde en recibirse el aviso, porque esto puede dar tiempo al fuego para extenderse; de la meteorología, evidentemente, si sopla el viento, si el ambiente es seco o caluroso... También depende del tipo de vegetación de cada zona, y de la orografía, puesto que en el caso de Ets Alocs el acceso era complicado, y el fuego se propagó hacia arriba empujado por el viento". De todos modos, Gorrias reitera que "los Bomberos nos preparamos siempre para estar a punto para atender cualquier emergencia, sea un incendio, un rescate, un accidente de tránsito o para lo que se nos requiera".

Ayer, cerca de la zona del incendio, en el camino hacia Ets Alocs, se acumulaba una gran cantidad de coches. Muchos de ellos turistas (sobre todo españoles), que optaban por dejar su vehículo cerca de Santa Gibet y bajar hasta la playa a pie. Durante su recorrido, no podían apreciar a simple vista ningún indicio de que cinco años atrás, aquella zona ardió. Solamente si levantaban mucho la cabeza y miraban hacia la cima de las montañas, podían ver la silueta de algún tronco aparentemente muerto, que se perfilaba en el horizonte tal cual una estampa de un cactus en el desierto. Por suerte, ayer estos turistas, y todos los menorquines, solamente veían el color verde a lado y lado del camino de Ets Alocs. Cinco años atrás, el susto fue grande. Hoy ya pocos se acuerdan.