Polémica. Desde hace catorce meses, propietario del bar y vecinos se están denunciando unos a otros - Paco Sturla

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Eulalia López, vecina de la plaça Conquesta, ha denunciado al Ayuntamiento de Maó por daños y perjuicios ya que, según ella misma explica, ha interpuesto más de diez denuncias ante el Consistorio desde hace catorce meses "debido a los ruidos y molestias que causa el bar Antiq" que han resultado infructuosas.

López asegura que la Policía se ha personado en diferentes ocasiones sin llevar a cabo ninguna acción. "No se bajan del coche y, en cuanto se van, los clientes vuelven a armar jaleo, a orinarse en la estatua y en las escaleras de la iglesia y a no tener respeto por el descanso de los vecinos", dice.

El miércoles, López se reunió con el concejal de Servicios Generales, Salvador Botella. "Me dijo que no podían hacer nada. Me parece increíble que el Ayuntamiento no sea capaz de arreglar esta situación cuando me explicaron que el bar no solo no tiene licencia para la terraza, es que no tiene en regla ni la de apertura", apunta la vecina, quien añade que sus padres, que tienen más de 80 años, viven encima del establecimiento y tienen que tomar pastillas para dormir. "Los amigos del dueño del bar hacen botellón y él les suministra la bebida, hay perros sueltos... ¿Por qué nadie actúa? Yo me voy de aquí porque no puedo más. Todos prometen vigilancia pero aquí sigue todo igual".

Luz verde al bar

Por su parte, el dueño del bar Antiq, Pau Carceller, también mantuvo una reunión el miércoles con la alcaldesa, Águeda Reynés; y con la concejala de Urbanismo, Analía Noval. "Estoy muy contento por el trato recibido. Mi licencia estaba bloqueada por el tema de un nombre pero ya me han dado luz verde. Hay muchos bares que no tienen los papeles en regla y están pendientes de algo. Cuando tenga el permiso de apertura a mi nombre, solicitaré la licencia para la terraza y ya me han dicho que me lo concederán", comenta.

Carceller explica que se abrirá un restaurante al lado de su local, por lo que ya serán dos establecimientos en la plaza. "Parece que esta zona tiene que ser privilegiada. En todas las zonas de ocio de Maó pasan cosas como lo de orinar en la calle o que la gente se siente en un banco o en unas escaleras y hable, no es solo aquí. Eso no quiere decir que esté bien hacerlo pero no es mi trabajo controlarlo porque yo estoy dentro trabajando, para eso está la Policía, que tiene que hacer su trabajo".

Carceller manifiesta que lo que cuenta López es exagerado. "Hay cosas que no son verdad y lo que no dice es que hay una vecina que nos tira huevos y cubos de agua con lejía. Yo también he denunciado y la Policía no actúa".