‘rave’. Estas reuniones clandestinas son ya habituales de los veranos isleños, donde las drogas, el alcohol y la música electrónica suelen darse la mano. En este caso, la fiesta fue anunciada a través de redes sociales y flyers. - Gemma Andreu

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La Guardia Civil desalojó ayer por la mañana a centenares de participantes en una multitudinaria fiesta ilegal que se celebraba desde el amanecer en el Camí de Binisafullet, en una 'tanca' anexa al restaurante Sa Paradeta d'en Doro, en Sant Lluís.

El evento fue anunciado a través de redes sociales así como mediante el boca-oreja en las fiestas de Sant Lluís. Además de ello, la organización distribuyó flyers editados para la ocasión donde se especificaba el lugar del evento, los 'deejays' que iban a pinchar y el "fiestón" que se iba a montar, según se puede leer en la propaganda repartida. La forma de convocatoria elegida amplificó, sin lugar a dudas, la presencia de personas de distintas edades y perfiles.

Tres patrullas de la Guardia Civil –Tráfico, Fiscal y Seguridad Ciudadana de Maó– se personaron en torno a las ocho de la mañana en el lugar donde se celebraba esta macrofiesta clandestina tras recibir numerosas quejas vecinales y no fue dada por desalojada hasta las 13.30 horas del mediodía.

La espectacular afluencia de gente que asistía a la celebración obligó a aparcar sus vehículos en el camino obstruyendo el paso. Por este motivo, una grúa retiró una media decena de coches y los trasladó al depósito municipal.

La fiesta se celebró en una finca privada, propiedad de dos hermanos. A pesar de que la ilegalidad se intuía por la propaganda comercial realizada, la música electrónica que sonaba a gran intensidad, la presencia de carpas y toldos y los potentes focos, la Guardia Civil se limitó a vigilar y a controlar la zona, hasta que pudo corroborar que la organización y la propiedad no contaban con permiso para ello.

Uno de los hermanos, F.G. se personó ante la Guardia Civil asegurando que no tenía nada que ver con aquella fiesta, sin embargo confirmó ser copropietario de la parcela. Tras las reiteradas e insistentes peticiones del cuerpo de seguridad, quien optó por actuar a las buenas, el propietario obligó al 'deejay' a apagar la música y a invitar a toda la gente reunida que desa­lojara la finca a las 12.30 horas. No fue hasta una hora después cuando la fiesta fue dada por controlada.

La Guardia Civil cursará las pertinentes denuncias contra los organizadores del evento.

Esta reunión clandestina no es, en ningún caso, un hecho puntual ni aislado. Las fiestas patronales que se celebran en los diferentes municipios de la Isla son miel para atraer la organización de este tipo de eventos ya habituales de los veranos menorquines y donde las drogas, el alcohol y la música electrónica se dan la mano.