El solar en el que debe levantarse el complejo de ocio es a día de hoy un inmenso agujero excavado en la roca, donde antes se ubicaba la discoteca Mannix - Paco Sturla

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Una de cal y una de arena para el proyecto de construcción de un complejo de ocio en la Platja Gran, en Ciutadella, que incluiría varias salas de cine.

La iniciativa, que en 2006 se presentó ante el Ayuntamiento, podría desencallarse definitivamente en el plano administrativo, pero la reducción de las expectativas de construcción hacen que su promotor no tenga claro a día de hoy si el proyecto debe seguir adelante.

El promotor de la iniciativa, que cambió de manos recientemente, explica que para desencallar el proyecto ha sido necesario reducir de manera notable las dimensiones del proyecto.

Así, fuentes de la empresa explican que un complejo que al principio se planteaba alcanzar los 12.000 metros cuadrados ahora apenas llegaría a 5.000 metros cuadrados, es decir, menos de la mitad de las previsiones iniciales. Este hecho obliga al promotor a realizar nuevos cálculos para determinar si el proyecto sigue siendo rentable o no. Del resultado de estos cálculos, confiesa el responsable del proyecto, dependerá si la iniciativa sigue adelante o se aparca.

Una reunión en las próximas semanas con los técnicos del proyecto puede ser clave en este sentido.

Lo que sí está claro es que si el proyecto sigue adelante, lo hará con menos servicios de los previstos inicialmente. Así, si en el año 2006 se planteaba la construcción de cuatro salas de cine, a día de hoy solamente se contemplan, como mucho, dos salas.

"Cuatro salas no se llenarían en Ciutadella", comenta el promotor. Las dos salas de cine, eje del proyecto, se acompañarían de oferta lúdica diversa, sobre todo varios restaurantes. Eso, cabe recordar, siempre que el proyecto siga adelante.

Esta situación contrasta con el panorama en los despachos del Ayuntamiento de Ciutadella. Después de que el proyecto no pudiera avanzar ni con el anterior gobierno PSOE-PSM, ni tampoco con el Consistorio en manos del Partido Popular, ahora el concejal de Urbanismo, Ramon Sampol, abre la puerta a la materialización de la iniciativa.

"Estamos dispuestos a sacar adelante el proyecto", afirma. Esta afirmación se basa en la rebaja de las perspectivas edificatorias de los promotores del proyecto, explica, y también en la solución adoptada para desencallar un tema, el de las salidas de emergencia, que había paralizado el proyecto.

Después de que se hablara de una permuta de terrenos mediante la cual el Consistorio se haría con la titularidad de una parcela a cambio de que el promotor pudiera habilitar una salida de emergencia sobre una zona verde pública, ambas partes han llegado a un acuerdo para que ésta última opción sea la que se lleve a cabo, pero también es esta opción la que obliga a la reducción de la edificabilidad del proyecto.

"Han tenido que reducir sus expectativas de construcción y también sus pretensiones, pero es que el proyecto anterior necesitaba más terreno del que tiene la parcela sobre la que quiere levantarse", explica Ramon Sampol.

Un proyecto esperado

En su día, cuando se anunció el proyecto de construcción de un complejo de ocio con bolera, restaurantes, tiendas y sobre todo cines, la mayoría de los partidos políticos vieron con buenos ojos la iniciativa. Básicamente, porque por ese entonces, la ciudad carecía de espacios adecuados para la proyección pública de películas.

El teatro de Calós cubría las carencias como lo sigue haciendo actualmente, pero la posibilidad de tener un espacio moderno y más cómodo, que evitara desplazamientos a Maó para disfrutar de las últimas novedades cinematográficas agradaba a muchos.

Desde 2006, cuando el proyecto se presentó, han pasado cinco años, y a día de hoy la iniciativa sigue sumida en la incertidumbre. Primero fueron las dificultades administrativas y la búsqueda de una solución para habilitar las necesarias salidas de emergencia.

Este hecho encalló de manera notable el proyecto, y fue en este 'impasse' cuando el Ayuntamiento de Ciutadella decidió incluir dos salas de cine en el complejo público que se construía en lugar del observatorio astronómico del Canal Salat. Este hecho motivó que el entonces promotor del proyecto insinuara que el bloqueo de su iniciativa tenía algo que ver con el desarrollo del proyecto público.

Ahora, la iniciativa se despeja en el plano administrativo, pero parece complicarse en el ámbito económico.