Exposición. Las antiguas casernas albergan la muestra de fotografía hasta el 31 de octubre - Carles Mascaró

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Publicó su primera foto a los 14 años, el periódico "Manchester Evening News" le pagó tres libras esterlinas por ella y le confirmó así que había acertado en su vocación profesional. A sus 62 años Philip Dunn mantiene intacta su curiosidad por la vida, que intenta captar con su cámara, no piensa en retirarse, después de casi 40 años de dedicarse a la fotografía, tanto en su faceta artística como en la de reportero de prensa, y ha encontrado en Menorca un lugar en el que seguir investigando la luz y retratando lo cotidiano.

Este británico, oriundo de Cheshire, en el noroeste de Inglaterra, organiza desde hace diez años vacaciones para grupos de amateurs o profesionales de la fotografía (a través de su web photoactive.co.uk) que quieren combinar el descanso con la captura de imágenes. Su lugar predilecto es la fortaleza de La Mola, en Maó, donde ahora, con el apoyo y patrocinio de Cordial Hotels, Viatges Magon, Comitas Hotels y S'Algar Hotels, ha reunido una colección de fotografías bajo el título "Hidden La Mola".

Otra mirada

"A menudo la gente mira pero no ve, muchos de los objetos fotografiados están en lugares públicos, están ahí, pero la mayoría no los ve", explica Dunn, mientras de la pared cuelgan fotografías de cerrojos oxidados, de paredes desconchadas que ofrecen una visión multicolor, de pequeñas grietas en las paredes de la fortaleza por donde las plantas se abren camino, de las habitaciones antes llenas de soldados o de la imponente fachada de la prisión militar, ahora abandonada.

Es la misma Mola de siempre, pero contemplada bajo la mirada de alguien que cuenta en su haber con varios premios como el mejor fotógrafo de prensa del Reino Unido y experiencia en rotativos como "The Sunday Times", "Dayly Telegraph", "The New York Times" y "Bild Zeitung" entre otros de una larga lista.

Dunn, sin embargo, es cercano y no peca de falsa modestia cuando asegura que "no necesitas viajar por todo el mundo, Menorca es pequeña, pero todo está aquí, todo tipo de vida, lo bueno y lo malo". Es precisamente mostrar todo lo que se escapa a la vista cuando se pasea por la fortaleza, lo que intenta con su exposición, esa Mola oculta, escondida, que él percibe a través de su objetivo. "Es lo emocionante de la fotografia", afirma, "todos vemos algo diferente, pero se necesita conocer la técnica, es lo que intento yo, enseñar la técnica, pero también a ver la vida cada uno con sus propios ojos, no con los míos". Grupos de turistas amantes de la fotografía aprenden cada año, en mayo y septiembre, cómo domar esa luz mediterránea "afilada y dura", y retratan la Isla cuando está verde y fresca, en primavera, y seca tras los rigores del verano.

"Menorca es el lugar perfecto para aprender, fotografiamos la calle, el paisaje, la arquitectura; es una isla bonita, pero lo más importante es que la gente raras veces pone pegas para ser fotografiada, es una actitud que espero que no cambie", comenta Dunn.