Ceremonia. Teresa Català, la séptima de la primera fila empezando por la izquierda, en el acto de entrega del galardón estatal - m.e.

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La ecuación matemática que suma ilusión, capacidad y horas de esfuerzo acostumbra a dar buenos resultados. En el caso de Teresa Català Marquès (24 años, Ciutadella) ha sido una nota media de un 9,61 en la carrera de los números, una cifra descomunal que le ha valido ser el tercer mejor expediente académico de Matemáticas de España en la promoción 2008/2009, mérito por el cual el pasado día 15 recibió uno de los Premios Nacionales a la Excelencia en el Rendimiento Académico Universitario que concede el Ministerio de Educación.

Tras su paso por el CC Consolación y el IES Josep Maria Quadrado, accedió sin problema alguno a la Universidad de Barcelona, para cubrir la licenciatura y realizar luego un master progresional. Luego realizó unas prácticas en la Caixa, departamento de Riesgos, pero no la contrataron. Entonces decidió volver a la Isla, donde ejerce de profesora de Formación Profesional en el IES Biel Martí de Ferreries, trabajo que le gusta pero sin cerrar puertas a otras posibles salidas.

¿No debería ser un 9,61 de media y un Premio a la Excelencia una buena carta de presentación para el mundo laboral?
Sí. Mi intención ahora es tener tiempo para estudiar posibles salidas, aunque la situación es complicada.

O sea, que la nota no es garantía de nada.
Como dijo el ministro en la entrega de los premios, no es un título más. La situación económica actual hace que estas cosas no sirvan tanto, y menos en Menorca. Aunque es algo general, porque compañeros que estaban en la ceremonia de entrega de los premios comentaban que están en el paro o siguen como becarios. No asegura nada.

¿Tenía pensado dedicarse a la docencia?
No. Tenía claro que las matemáticas me gustaban mucho. Sé que me arriesgué un poco en el aspecto laboral, pero existen muchas otras salidas además de la enseñanza.

En la Isla a la crisis se le une la limitación geográfica.
El problema es la limitación, no hay grandes empresas que hagan lo que yo he aprendido.

¿Cuál es el secreto para sacar un 9,61 de media en la carrera? ¿Las horas, el talento, el gusto...?
Un poco de cada cosa. Nadie me quita las horas que le he dedicado a los estudios, algo que no me costó porque soy muy perfeccionista, y también lo hice con mucho gusto. Pero no todo fue estudiar.

¿Es decir, que no se pasó todos los años de la carrera encerrada en su habitación con los libros delante?
No, no, para nada.

¿Tuvo tiempo de conocer Barcelona?
Sí, sí, lo podemos decir así. También salía y he hecho amistades.
Seguro que reconoce que las matemáticas tienen mala fama. ¿Por qué cree que ocurre?
Con las matemáticas la gente se cierra en banda. Es verdad que son muy repetitivas, y lo que pasa es que lo bonito de las matemáticas llega cuando empiezas la carrera, es cuando ves que están muy presentes en la vida diaria.

Tampoco ayuda el hecho que manejen conceptos abstractos.
Es una dificultad.

¿Gracias a la carrera y a su excelente expediente académico puede entender mejor que el resto de los mortales todo esto de la crisis, las primas de riesgo, las fluctuaciones de la bolsa...?
Lo entiendo bien, pero más por el master que hice después. En la carrera se siguen manejando conceptos bastante abstractos. Con el master encontré la variable X que me faltaba, el complemento.

¿Cómo fue la ceremonia?
Bien. Había gente muy elegante, que parecía que iba a una boda. El ministro nos entregó el diploma, su discurso estuvo bastante bien, fue breve y ameno, interpretaron unas piezas de música, nos hicimos la foto oficial y hubo un picoteo.

El tercer premio está dotado con 2.200 euros. ¿Se lo ha gastado ya?
No, aunque una parte fue para el viaje a Madrid para recibir el premio, acto al que asistieron mis padres y mi chico.