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La lentitud burocrática es por todos conocida y casos como el que le ha sucedido a Vicent Vila, propietario del restaurante Es Molí de Foc, le han ocurrido también a más de un ciudadano. El miércoles se publicaba en el "Menorca" una carta de Vila en la que explicaba que le habían cerrado su cervecería. Cabe recordar que el hostelero comenzó a producir su propia cerveza a principios de año tras haber realizado una gran inversión instalando la última maquinaria del mercado.

"Yo monté la fábrica solicitando préstamos y, claro, quise empezar con la actividad rápidamente para poder pagar. Poner en marcha este tipo de negocios conlleva que necesites papeleo del Ayuntamiento, que te proporciona la licencia de apertura; de Aduanas, desde donde te otorgan el impuesto especial sobre alcohol; y de la Conselleria de Industria, que debe realizar el registro. Si una de estas instituciones no mueve ficha, las demás no pueden continuar con el proceso. Si no te dan el permiso de apertura, no te dan el impuesto y así sucesivamente", explica Vila.

El caso es que Vicent tenía un acuerdo verbal con Sanidad ya que, según explica, toda la documentación estaba entregada y, una vez con los permisos, se pagaría religiosamente desde que la fábrica se pusiera en funcionamiento. "De repente, el jueves pasado, viene un funcionario de Aduanas y me dice que tiene orden de precintar el local porque su jefe de Palma había visto la cervecería en internet y había encontrado deficiencias", cuenta el hostelero, que no entendía por qué no se le avisaba de ello con antelación y se le daba un plazo para demostrar que no tiene permisos por la lentitud burocrática existente. "Hay mucho locales que no tienen los papeles en regla por este motivo. Por ejemplo, y esta es otra, nos dijeron que teníamos que realizar unos cambios en cuanto a normas de seguridad. Pedían las mismas condiciones a un local de 85 metros cuadrados que a una fábrica tipo Heineken. Estuvimos llamando durante cinco meses para saber qué tipo de elementos teníamos que poner. Hubo elecciones, vacaciones del personal... Al final, la persona responsable nos llamó anteayer para informarnos y decirnos que, si realizábamos tales cambios, firmaban y nos daban la documentación".

Sea por la carta que escribió al "Menorca" o no, el final de la historia de Vila es que ha recibido por fax la documentación pertinente del impuesto especial sobre alcohol. "Ahora estoy esperando a que venga el funcionario a quitar el precinto y así abrir de nuevo la cervecería. Menos mal que, parece, se ha resuelto el tema", concluye el hostelero.
Es, simplemente, la odisea cotidiana con la que se encuentran quienes deciden embarcarse en el mundo empresarial.