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Con motivo de 250 aniversario de la fundación de Sant Lluís y fiel a su compromiso de recuperar y conservar la memoria histórica, la Fundación Hospital Isla del Rey también ha querido rendir un sentido homenaje a la presencia francesa en Menorca restaurando el viejo cementerio galo, situado en la ribera norte del puerto de Maó.

La cálida mañana otoñal y un mar sereno en respetuoso silencio, acompañaron ayer la reinauguración de la restaurada fachada exterior del antiguo campo santo, convertido hoy día en propiedad privada tras la exhumación en 1903 de los cuerpos allí enterrados.

La mayoría eran oficiales y suboficiales franceses que lucharon en diversas contiendas, la última de ellas, la conquista de Argelia en 1830. Muchos de estos soldados habían sido atendidos en el antiguo hospital naval inglés de la Illa del Rei, que por aquel entonces albergaba cerca de 3.000 pacientes.

"Con este acto, la Fundación no sólo restaura piedras como también viene haciéndolo en la Illa del Rei, sino que simboliza especialmente el espíritu y el alma de lo que aquí se vivió, sufrió y padeció", señaló José María Cardona Natta, vicepresidente de la Fundación Hospital Isla del Rey en una breve alocución junto al cementerio.

Minutos antes, en presencia de la alcaldesa de Maó, Águeda Reynés, el alcalde de Sant Lluís, Cristóbal Coll, y la ex cónsul francesa en la Isla, Monique Larrazet, entre otros asistentes, se procedió al izado de las banderas española y francesa que permanecerán a partir de ahora en este recinto.

También el rector de la parroquia de Santa María, Josep Manguán, bendijo el viejo cementerio católico francés y acto seguido se depositó una corona en memoria de los que un día moraron allí.

Recuperación de lápidas

Tras la remodelación, en su blanquecina y remozada fachada a base de placas de marés, se pueden ver varias lápidas antiguas recuperadas por la Fundación, que hasta hace poco se encontraban en el cementerio de Maó, donde fueron trasladados los cuerpos.

"La France. Reconnaissante a ses glorieux enfants morts pour la servir loin du sol de la patrie. Ille de Minorque 1707-1841", reza una de ellas, cuyas letras de plomo fundido han sido minuciosamente restauradas por Mármoles Sirerol. Esta desinteresada colaboración fue ayer destacada por Cardona Natta, al igual que el apoyo dado por parte de otras empresas e instituciones, en especial por Autoridad Portuaria y la Estación Naval, entidad esta última que ha sufragado la nueva puerta de madera de iroco que da acceso al interior del recinto.

"Aunque se trata de una propiedad privada, sus actuales dueños han accedido amablemente a recuperar la fachada exterior", explicó Cardona Natta.

En el interior, nada más atravesar la recia puerta de madera, se descubre a los ojos un fértil y cuidado jardín Mediterráneo, entre el que serpentea un pequeño camino que asciende levemente hacia la casa de tonos salmón.

El recinto, delimitado por viejos muros de marés oscurecidos por la patina del tiempo y visiblemente desgastados, rezuma sosiego y está preñado de vegetación; lavanda, romero, rosales, hibiscus de un intenso color carmesí, adelfas, ullastres, plataneros, palmeras, una exótica flor del paraíso y un limonero que muestra tímido su fruto aún inmaduro agudizan los sentidos e invitan a la contemplación.