Ambiente. El clima invitaba a ir a la playa por lo que las calles se animaron de las 20 horas en adelante - Javier

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La segunda jornada del ciclo Somnis de Tardor consiguió atraer a numerosos ciudadanos hasta las calles más céntricas de Maó el sábado pasado por la tarde, unas horas en las que, supuestamente, buena parte de los comercios se sumarían a la iniciativa y abrirían sus puertas como aliciente para que la población visitara la zona.

El caso es que, según coinciden algunos de los comerciantes, están resultado días un poco especiales y es que, por un lado, se supone que ya es otoño pero, por otro, el clima todavía invita a ir a la playa o a no salir de casa a primera hora de la tarde. Eso es quizá lo que ha podido influir para que, tal como opinan los empresarios, el sábado pasado fuera 'algo flojo'.

"Es raro porque las actividades aún no han comenzado con el horario de invierno y la gente sale de casa más tarde, cuando las tiendas ya han cerrado", explica Mónica Orfila, presidenta de Mô Comercial. "No abrieron todas las tiendas pero seguro que se van sumando, no se puede obligar a nadie. Es pronto para saber cuántos comercios participan porque algunos son solo de temporada y ésta no termina hasta el 31 de octubre. Primero hay que empezar y estamos contentos con la iniciativa, que esperamos a que se mantenga hasta el 15 de diciembre. Luego ya empezaremos con la campaña de Navidad".

Luciana Pons, presidenta de Maó Nucli Comercial, asegura no haber notado el cambio. "Hay tiendas que ya abríamos los sábados por la tarde. Yo mandé una carta animando a los comerciantes a que abrieran, aunque creo que a quien le va bien esta iniciativa es a los bares. Hay que publicitarlo más para que la gente se entere de lo que se está haciendo en Maó. Hay que cambiar el chip y abrir, como se hace en todos los sitios, aunque hay opiniones diversas porque, para lo poco que se vende, a quien no quiere pagar horas extras a empleados o prefiere descansar".

Efectivamente, hay comerciantes que no están dispuestos a abrir los sábados por la tarde por diferentes motivos. Nati, de Óptica Torra, por ejemplo, asegura que Somnis de Tardor le parece muy buena idea y lo que hacía falta en Maó pero que "ya trabajan toda la semana y necesitan tiempo que dedicar a sus hijos. Nosotros sí abrimos los martes y, aunque no es no rotundo, por ahora preferimos no abrir".

Otro establecimiento, una pastelería en este caso, expone que no puede abrir los sábados por la tarde porque se ha tenido que hacer un recorte y no se puede pagar horas extras al personal. "Además, estos últimos sábados han sido muy flojos", dice una de las dependientas.

Quienes sí se han animado a abrir aseguran que les merece la pena, no solo para crear ambiente, porque además una visita puede convertirse en una futura compra. Patricia, de la tienda Regalos, explica que el sábado la gente llegó tarde cuando ya cerraban pero que, cuando adelanten las actividades, el ambiente se animará seguro.

Desde otros comercios se pide que las actuaciones se hagan en un recinto que garantice poder llevar a cabo la actividad ante el mal tiempo. También se cree que el partido de baloncesto pudo influir para que no hubiese tanta gente como se esperaba.

En todo caso, todos coinciden en que éste es el empujón que se necesitaba, que tiene que ir tomando forma y que el hecho de que los comercios y bares abran las sábados por la tarde es una iniciativa que anima a pasear por las calles de Maó.

Liza Minelli y Miguel Bosé, en la plaza Real

Somnis de Tardor contó con diferentes actividades. Por un lado, las actuaciones de la cuentacuentos Maria Galetta y el mundo mágico de Edu de la Vara en la plaza del Carmen, que deleitó a los más pequeños; por otro, un original espectáculo a cargo de Andrea Guilera, quien dejó al público sorprendido con su voz, su vestuario, su espontaneidad y su simpatía.

Bajo el nombre "Travel to the star", Guilera interpretó a diferentes personajes como Amy Winehouse, Liza Minelli, Michael Jackson, Miguel Bosé o George Michael, entre otros, con cambios de vestuario, coreografías y diferentes audiovisuales que adelantaban información sobre los artistas que iba a caracterizar.

Hubo risas, palmadas, silbidos y mucho aplauso en la plaza Real, de hecho, el público asistente permaneció de pie porque las terrazas de los bares estaban a rebosar. El comentario general era de satisfacción por "dar vidilla al centro de Maó las tardes de los sábados en invierno, que hay poco que hacer y cualquier iniciativa se agradece".