ESTEBAN. La mahonesa se instaló en Koh Samui en enero de 2010

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Desencantada de la fotografía, Vanessa Esteban Humbert (Maó, 1975) se decantó por trabajos menos gratificantes pero que le permitían disfrutar de su gran pasión: viajar. Su entusiasmo por conocer nuevos países la llevó a convertirse en agente de viajes y, en 2007, comenzó a trabajar en una agencia del Grupo Marsans. Sin embargo, la quiebra de la empresa la obligó a replantearse su trayectoria vital y, atraída por la cultura asiática, no dudó a la hora de abandonar Barcelona, donde vivía desde los 19 años, e instalarse junto a su pareja en Koh Samui, una pequeña isla del Golfo de Tailandia.

Como muchos otros jóvenes dejó Menorca para continuar sus estudios...
Sí. Con 19 años me fui a Barcelona. Durante cuatro años estudié fotografía en el Institut d'Estudis Fotogràfics de Catalunya. Quería ser artista y, desde mi punto de vista, la fotografía siempre fue un arte. Al acabar de estudiar trabajé haciendo catálogos y retocando fotos de pasarela hasta que me di cuenta de que la vida del fotógrafo de moda es muy complicada, especialmente para las mujeres.

¿Qué quiere decir?
Es un mundo muy machista. Yo trabajaba para la empresa "L'Estrop", donde todos los fotógrafos eran hombres. Yo sólo me encargaba de retocar las imágenes. En una ocasión, me invitaron a la pasarela Gaudí y me dieron la oportunidad de hacer fotografías. Sin embargo, los mejores asientos estaban reservados para las revistas más prestigiosas así que yo, como invitada, me quedé al final y en un costado. Por el contrario, mis compañeros hombres, cuando iban, tenían buenos sitios. Fue entonces cuando me di cuenta de que en esa empresa nunca podría trabajar como fotógrafa. Yo hacía bodegones de lámparas y productos cosméticos, pero la moda, era para los hombres.

¿Volvió a Menorca?
Nunca más volví a instalarme definitivamente allí. Me encanta la Isla pero me resulta muy triste en invierno, así que sólo visitaba Menorca durante las vacaciones. En Barcelona conocí a mi pareja y nos compramos un piso. Con el tiempo decidí que había dos maneras de vivir: dedicándome a la fotografía y ganando poco o trabajando en algo que no me gustaba pero ganando dinero para después poder viajar, que me encantaba. Finalmente, dejé la fotografía y comencé a trabajar en una empresa de azafatas como administrativa.

¿Fue una decisión dura?
La verdad es que no. Al principio no dejé la fotografía del todo. De vez en cuando organizaba alguna exposición y con el dinero que ganaba, financiaba alguno de mis viajes. Con el tiempo lo fui abandonado más. Viajábamos bastante y cada vez me apasionaba más. Poder conocer otras culturas o modos de vida te hace crecer como persona. Después de cada viaje te das cuenta de la gran suerte que tienes y de lo poco que apreciamos lo que tenemos.

¿A qué se refiere?
Cuando estás en medio de la nada y ves gente muy pobre que, a pesar de todo, siempre tiene una sonrisa en la boca, te planteas muchas cosas sobre nuestra sociedad. Un mes después de volver de un viaje, es fácil que se te olvide todo eso. Es entonces cuando necesito volver a marcharme para seguir recordando la suerte que he tenido por haber nacido en un país desarrollado.

De algún modo convirtió su pasión por viajar en su profesión...
Sí. El trabajo de administrativa no me llenaba y, por ello, decidí realizar un curso de agente de viajes. Al finalizar comencé a trabajar en Marsans. Cuando preparaba un viaje para alguno de mis clientes, volvía a sentirme cómo cuando me dedicaba a la fotografía. Hacer viajes a medida era para mi una manera de volver a hacer arte. Estuve trabajando allí desde 2007 hasta el año pasado, cuando la empresa quebró.

¿Cómo vivió aquel proceso?
La verdad es que fue muy duro. A principios de 2010, mi jefa y yo empezamos a ver que las cosas no iban bien. Intentamos no vender demasiado o, por lo menos, no vendíamos viajes a largo plazo. Todos nos decían que no ocurría nada, que todo estaba bien y que la empresa sólo pasaba por un bache. Nos consolábamos pensando que una empresa que debía cumplir cien años en 2010 no iba a quebrar con facilidad pero en abril la situación empeoró. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que la quiebra era inminente. Fueron unos meses muy duros hasta que asimilamos que el barco se había hundido. En julio nos confirmaron que Marsans había quebrado. Dejaron a muchos clientes sin sus vacaciones y su dinero y a unos 1.500 trabajadores en el paro y sin cobrar ningún tipo de indemnización.

¿Qué hizo entonces?
Mi pareja y yo decidimos tomarnos un año sabático. Hacía ya años que me apetecía irme a vivir a Asia, ya que me encanta la cultura asiática. Allí la gente siempre sonríe y son muy amables, no conocen el estrés ni las depresiones, dan todo lo que tienen hoy y mañana será otro día.

¿Por qué se decidieron por Koh Samui?
Ya habíamos estado en Tailandia antes, concretamente en Phuket. En un principio, habíamos pensado estar tres meses en Malasia, ya que allí se habla inglés mucho mejor que en Tailandia y teníamos intención de perfeccionar el idioma. Pero al ver que en Malasia era época de lluvias, decidimos hacer un cambio de ruta e iniciar nuestro viaje en Tailandia. Nos decantamos por Koh Samui porque habíamos oído hablar muy bien de la isla. Montamos aquí el campamento base y, desde aquí, vamos recorriendo los países vecinos.

¿Cómo se vive en esta isla del golfo de Tailandia?
Koh Sumai es un poquito más pequeña que Menorca y su forma es más redonda. Tiene la mayor plantación de cocoteros del mundo, en proporción a su tamaño. La zona central es muy montañosa y el pico más alto tiene alrededor de 640 metros por lo que, para ir de un lado a otro de la isla, es necesario rodearla. Es un lugar precioso, muy verde y, aunque los tailandeses son un poquito marranos, las nuevas generaciones están muy concienciadas de la importancia de cuidar el medioambiente. También hay playas preciosas aunque hay que decir que el agua del mar no se puede comparar a la de Menorca. Aquí se vive muy bien, siempre es verano, tal y como andábamos buscando. Además, la vida es bastante barata y con poco puedes vivir muy bien. Aunque estemos trabajando, siempre tenemos la sensación de estar de vacaciones porque todo es mucho más relajado que en una gran ciudad.

El turismo es una de las principales fuentes de ingresos ¿Koh Samui ha conseguido mantener su esencia?
La verdad es que la isla es increíble y, por el momento, la han sabido cuidar. Es cierto que hay bastantes hoteles pero ninguno sobrepasa la altura de las palmeras, así que no encuentras construcciones no integradas con la naturaleza. El turismo es básico pero, todavía en agosto, puedes encontrar playas solitarias. Esperemos que la sigan cuidando del mismo modo en el futuro.

¿Como recuerda las primeras semanas en Tailandia?
Recuerdo que tuve algunos problemas con el idioma. Aquí se habla bastante mal el inglés y, además, con acento tailandés. Al principio no entendía nada y me frustraba mucho. Diez meses después ya me he acostumbrado y les entiendo mejor, aunque tengo amigas que a las que todavía no comprendo porque hablan demasiado rápido. Ahora he empezado a asistir a clases de tailandés aunque no se si conseguiré hablarlo nunca. ¡Memorizar una palabra es casi imposible!

¿Qué hay del clima?
Es ideal, excepto cuando empieza a llover y no para, aunque eso ocurre pocas veces. Normalmente la época de lluvias es en noviembre pero el pasado mes de abril estuvo lloviendo quince días seguidos.

¿La gastronomía debe de ser también muy diferente?
La comida es completamente diferente, pero muy buena. Si no sabes lo que pides, puede ser peligroso ya que les gusta mucho el picante. Para ellos, el arroz es como el pan para nosotros. Al principio no comíamos mucho en la calle, preferíamos comprar y cocinar en casa. Poco a poco empezamos a conocer platos y ahora ya ni cocinamos. Recuerdo que las primeras semanas iba al supermercado y no me aclaraba hasta que conocí a Bee, una de mis mejores amigas. Ella es tailandesa y me ayudó a aprender qué debía comprar. Aún así, todavía hoy compro porque conozco las etiquetas de los productos, no porque entienda lo que pone.

¿Hay alguna costumbre que a día de hoy todavía le sorprenda?
Sí. Al poco tiempo de estar en Koh Samui, un amigo catalán nos invitó al norte de Tailandia para que conociéramos a la familia de su novia. Ella tiene dos hijos y, al llegar a su casa, no hubo ninguna muestra de afecto entre la madre y los niños, sólo les miró los dientes. ¡No nos podíamos creer que llevaran un año sin verse y no se dieran un beso o una brazo! Al parecer, esta forma de comportarse es habitual en Tailandia. Nosotros estuvimos una semana entera jugando con los niños y cuando nos fuimos, lloraban. Nuestro amigo nos comenta que aún se acuerdan de nosotros y siempre preguntan cuando vamos a volver.

¿Cómo definiría a los tailandeses?
Son muy amables y, en cuanto te conocen, te lo ofrecen todo. De algún modo, te contagian su tranquilidad. Ellos piensan que si no haces algo hoy, ya lo harás mañana. En Koh Samui se vive de una manera muy relajada y eso me encanta. Cuando salgo de casa por las mañanas para ir a clase, encuentro gallinas y búfalos, veo las montañas llenas de palmeras y me invade una sensación de tranquilidad. ¡Es fantástico!

¿Hay muchos extranjeros viviendo en Koh Samui?
Creo que alrededor de la mitad de la población de la isla es extranjera. Aquí nos llaman cariñosamente "falangs". Hay mucha gente joven que viene aquí para trabajar en los hoteles y también personas mayores que deciden retirarse en Tailandia, donde la vida es mucho más barata. Desde que llegamos hemos hecho muchos amigos, principalmente españoles, rusos, ingleses y algún tailandés. ¡Incluso hemos conocido a una menorquina de Ciutadella!

¿Como surgió la idea de poner en marcha una agencia de viajes por internet?
El visado turista con el que llegamos tan sólo nos permitía quedarnos tres meses en Tailandia. Para conseguir el visado de un año decidimos constituir una empresa. Al haber trabajado en una agencia de viajes, tenía muchos contactos en Asia que podían vendernos servicios y, por tanto, decidimos poner en marcha una agencia de viajes en internet a la que se puede acceder a través de www.asiansoulvacations.com. Nuestra intención es que los españoles puedan conocer este archipiélago de Tailandia, formado por las tres islas principales: Koh Samui, Koh Phangan y Koh Tao. Por ello, ofrecemos todos los servicios que el cliente necesita desde que llega al destino. No vendemos vuelos internacionales ya que pensamos que, en los tiempos que corren, la mayoría compra los billetes por internet para abaratar el precio final. Por el momento, trabajamos con varios países asiáticos como Malasia, Camboya e Indonesia y, por supuesto, Tailandia. Sin embargo, nuestra intención es seguir ampliando destinos.

¿Qué tipo de servicios ofrecen?
En nuestro combinados o estancias incluimos excursiones para que, cuando los clientes lleguen al destino, no tengan que preocuparse de buscarlas. En nuestro caso, conocemos el destino de primera mano y sabemos con seguridad que las visitas que ofrecemos son las mejores del lugar. Todos nuestros tours son en privado con guías de habla castellana. Trabajamos directamente con receptivos de los países para que los clientes tengan la misma calidad, pero con mejores precios. Asimismo, todos los tours que aparecen en la web se pueden modificar y adaptarse a las preferencias de cada cliente. Nuestra filosofía es que un viaje a de ser una experiencia y que sólo el cliente debe decidir como vivirla. Por nuestra parte, Asian Soul Vacations pone los medios necesarios para que ésta sea inolvidable.

¿Está funcionando bien el negocio?
Hace tan sólo tres meses que empezamos y, de momento, no nos podemos quejar. No obstante, se nota que España está en crisis.
Su idea era tomarse un año sabático pero parece que esta aventura va ha prolongarse....
Sí. Al llegar aquí hicimos muchos amigos y nos sentimos muy a gusto. Por eso decidimos probar con la agencia por internet y, de momento, no sabemos cuánto tiempo nos vamos a quedar. Cuando nos visita algún amigo, todos nos dicen que en España las cosas están muy mal así que nuestra intención es quedarnos aquí durante una temporada. Lo que tenemos claro es que en Tailandia, si hablas inglés, tienes más oportunidades de trabajar que en España.

¿Viaja a Menorca con asiduidad?
Es complicado ir hasta Menorca desde aquí. Durante estos primeros meses han venido bastantes amigos a visitarnos así que el año que viene nos tocará a nosotros devolver la visita. La verdad es que echo mucho de menos a mi familia porque, aunque ya estaba acostumbrada a estar sin ellos, ahora los siento más lejos. También añoro la sobrasada y las "formatjades".


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