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Autoficha
Nací en Barcelona, en 1953, pero he pasado más de la mitad de mi vida en Menorca. Empecé a tocar la guitarra a los 12 años. Estudié en el Conservatorio de Badalona, opté por el flamenco y en la música moderna fui autodidacta. Llegué con 25 años. Había decidido con mi pareja, Montse, que nuestros hijos se criarían aquí y no en la ciudad.

¿Cuándo abrazó por primera vez una guitarra?
Tenía unos 12 años. Había una por casa y decidí probar. Me recluía en mi habitación a ver cómo sonaba aquello. Después me formé en el Conservatorio de Badalona y opté por el flamenco.

Pues yo le veo más como rockero que como 'tocaor'...
Con la guitarra tenías dos opciones, clásico o flamenco, y opté por ésta última. En aquella época la música moderna era por tu cuenta, fui autodidacta. Pero sí, me identifico con esa definición de viejo rockero, llevo tantos años dándole...

¿Dónde empezó a actuar?
En la escuela, con unos cuantos compañeros que también tenían afición. En Barcelona íbamos a tocar a universidades y colegios mayores. Imagínate, años 60 y 70, la música moderna eran los Beatles, los Rolling, Hendrix..., toda la revolución del rock and roll.

Eran también los años de la Dictadura, ¿cómo lo vivía?
La verdad es que me movía en un ambiente muy aparte de la situación política, más marginal.

Pero se fue a recorrer mundo...
Sí, era una época en la que pasé temporadas en París y en Holanda. Visitaba a mi hermana, que vivía en Amsterdam, y me quedé enganchado a la vida allí. Era un cambio, de la España franquista a la juventud en todo su apogeo hippy y de libertad, el poder ir a conciertos.

¿Y cómo aterrizó en Menorca?
Cuando mi pareja, Montse, que es de familia menorquina, se quedó embarazada, quisimos que nuestro hijo naciera en un entorno natural. Siendo un poco hippies, no concebíamos criarlo en una ciudad ruidosa como Barcelona.

¿Nunca se sintió tentado a probar suerte y volver a tocar fuera?
Cuando estaba fuerte con el flamenco tuve la oportunidad de ir a la Península, ofertas de contratos, pero pasé, me interesa más la buena vida de los míos que lo aventurero. Soy feliz aquí, es una suerte y un privilegio poder ejercer en Menorca.

¿Siempre ha vivido de la música?
Sí, yo lo veo algo natural, para mí la música es un oficio, soy un currante de la música. Llevo una vida sencilla dentro de este mundo, sin pretensiones. Y ahora que soy mayorcito me dedico a enseñar todo lo que sé a mis alumnos.

¿Enseña guitarra en Maó?
Sí, en la escuela municipal, fui uno de los profesores fundadores, junto con Ricardo Ramisa y Jesús Vázquez. La situación para aprender música ahora ha cambiado mucho, es de lujo, cada pueblo tiene su escuela.

Pues hay amenaza de recortes...
Pues que no se recorte por ahí, la enseñanza es un derecho básico. Que no nos quiten la música, porque sin ella el mundo no se entendería, aunque sea silbando en la bañera.

Sobre el escenario ¿quién es ahora su compañero de viaje?
Carlos Mangado, formamos el dúo de guitarras y voz SPM.

¿Y los que ha dejado atrás?
Actué con la orquesta Xoc, muy conocida en fiestas de pueblos y hoteles, y fiché por el grupo Traginada, para el que compuse un tema, la "Rumba Menorquina", con letra de Damià Borràs.