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Soy Isabel Hernández, nací en Talavera de la Reina en 1955, estoy separada y tengo dos hijos, Fernando e Inés. Llegué a Menorca hace 28 años para trabajar en la hostelería, y acabé montando un bar. Luego decidimos reorientar el negocio y poner una tienda de souvenirs. En mi tiempo libre lo que más me gusta es estar en familia y también viajar cuando se puede.

¿Cuanto tiempo hace que lleva este negocio?
Hace 15 años, lo que pasa que antes, aquí mismo, tuvimos un bar.

¿Qué diferencia hay entre llevar un bar y una tienda de souvenirs?
Para mi, el bar es más esclavo. Necesitas estar mucho con la gente, estar mucho con el cliente. En la tienda, la gente se sirve ella misma, que también hay que estar atendiéndola, pero no es lo mismo.

¿Qué es lo más complicado de un negocio como este?
Quitando el tema del personal, que es difícil encontrar a una persona adecuada y que mire por el negocio, lo más difícil es la incertidumbre de cada temporada, si llegarás bien, si sacarás los beneficios que deberías sacar.

Muchas tiendas como esta ya han cerrado hasta el año que viene, ¿tendrán abierto mucho más?
No, sólo aguantaremos unos días más, luego cerraremos. Abrimos, normalmente, para Semana Santa, dependiendo de como caiga. La temporada, estos últimos años, empieza en mayo, cuando abren la mayoría de los hoteles.

¿Qué perfil tiene su cliente?
No tiene un perfil determinado, viene todo tipo de gente, español, inglés, alemán. Lo que sí cambia es que a principio de temporada viene el turismo de menos calidad, y en julio y agosto se nota que es de mayor calidad, con mayor poder adquisitivo.

¿Qué es lo que más se vende?
Se vende de todo, no sólo lo relativo a Menorca. Ropa, cerámica menorquina, bisutería, todo tipo de género. Se venden muchísimo las abarcas, tanto el calzado como en llavero, imanes. En junio se vende mucho todo lo que lleva la cruz de Sant Joan, sobre todo las camisetas.

¿Hay diferencia los últimos años?
Sí, mucho, hay mucho menos consumo. La gente viene con menos dinero, que es normal, y los precios han bajado muchísimo. E incluso con eso no se vende como se vendía. Hay muchísima competencia, es algo que está muy mal, al menos en Ciutadella.

¿De que porcentaje de rebaja de precios hablamos?
Yo lo comparo mucho con el momento del paso al euro. Fue una subida bestial, un café que valía 100 pesetas pasó a costar un euro. Entonces también incrementaron los precios en las tiendas, lo que valía 300 pesetas pasó a costar casi 3 euros. Lo que pasa es que desde esa subida, los precios se han mantenido, nosotros, en general, incluso los hemos bajado.

¿Es rentable?
Sacas para vivir, siempre con esa incertidumbre, y haciendo muchas horas, más que los empleados. Vivo, doy gracias que puedo sacar para pagar lo que hay que pagar y poder vivir.