Carulla. La artista catalana, en una de las fotos promocionales de la serie de televisión "Crematorio" - canal +

TW
0

Montserrat Carulla (Barcelona, 1930) debutó en el teatro en 1960 con la obra de Josep Maria Sagarra "Soparem a casa", y desde entonces no ha parado de actuar. A sus 81 años reconoce con firmeza que ella no se retira, "me tendrán que echar... Mientras la cabeza y las piernas me funcionen seguiré actuando, porque es el motor que me ha movido durante muchos años". Y de todo lo que ha aprendido por el camino hablará esta noche en Ciutadella (Cercle Artístic, a las 20 horas) durante la jornada inaugural de la séptima edición de las Jornadas Formativas de Teatro.

Vocación

La conferencia lleva por título "De bracet amb el teatre", una profesión que define en su caso como "una vocación, un sentido de la vida y una realización personal", comenta la artista, madre de la también actriz Vicky Peña. "He tenido una gran suerte y mucha continuidad en el trabajo que me gusta hacer", reconoce.

Carulla defiende su propia teoría sobre cuál tiene que ser la esencia del teatro y lo resume así: "el buen actor de toda la vida sabe que el teatro es una copia de la realidad, y que la realidad no se ha de distorsionar. Lo interesante es presentar unos personajes que están expresando unos problemas que muchas veces son los mismos que los del espectador".

Gran defensora del teatro amateur, "una magnífica escuela de la que aprendí mucho", reflexiona sobre los tiempos actuales de crisis y mira al futuro con optimismo. Considera que pese a los problemas "hay mucha gente con ganas de hacer muchas cosas, a pesar de que es un momento muy malo para todo el mundo, más duro de lo que nos pensamos", reconoce y añade que "hay una savia dentro de nuestra manera de ser, en nuestro ADN, que hace que la gente se supere en estros momentos y se invente nuevas maneras de hacer las cosas. Los pesimistas siempre dicen que el teatro ha muerto, pero yo pienso que el teatro está más vivo que nunca".

Lo que ocurre explica es que hay un dependencia de las pantallas de cine y televisión, ligas muy diferentes a su entender: "el teatro es una comunicación directa del actor con el público, una comunión y una magia que no se puede crear nunca en una representación cinematográfica". Por culpa de la crisis, actualmente Carulla se está tomando un descanso por la cancelación de una par de proyectos. Sin embargo, este año ya ha tenido su momento de gloria en una de las series más aclamadas de la temporada, "Crematorio", a las órdenes de Jorge Sánchez Cabezudo en la adaptación de la galardonada novela de Rafael Chirbes. "Fue una experiencia maravillosa", reconoce.

El teatro como plataforma

Para concluir, Carulla declara que "cuando hay una buena representación, el publico no tiene delante un actor que hace comedia, sino un personaje que le expone sus problemas. La diferencia radica en saber que el teatro ha de llegar al público como una especie de plataforma que enseñe la complejidad de un personaje sin que el espectador se esté dando cuenta que es un actor".