"En Menorca hay mucha gente que está aprendiendo a bailar"

¿Qué le llevó a instalarse en Menorca?
La historia es muy curiosa. Todo empezó cuando fui de excursión a la cataratas de Iguazú, en Argentina. Allí conocí a una chica de Ciutadella que estaba de vacaciones que no paraba de decirme lo mucho que me parecía a un amigo suyo llamado Joaquín. Pasaron los meses y seguimos en contacto vía facebook hasta que, un día y por curiosidad, busqué entre los amigos de ella al tal Joaquín. Le agregué a mi facebook y empezamos a conocernos hasta que decidí dejarlo todo y venir a vivir con él. No fue fácil porque hubo trámites burocráticos bastante largos y pasé bastantes nervios.

Y, ¿qué tal fue la llegada?
Muy bien. La Isla me parece muy bonita, segura y tranquila. No te sientes acelerado. No sabía qué me iba a encontrar pero fue bueno. Aunque también debo decir que echo mucho de menos mi ciudad.

Hace solo siete meses que está aquí. ¿Cuáles son sus perspectivas de trabajo?
En Argentina trabajaba en una agencia interbancaria y aquí veo complicado poder dedicarme a lo mismo. No hay muchas opciones, la verdad. La suerte es que he podido retomar el baile y estoy impartiendo clases de salsa en Ciutadella. Por otro lado, también recibo clases de jazz así que sigo aprendiendo.

¿Cómo surgió lo de dedicarse al baile?
Empecé con ocho años. Tenía una amiga que siempre hablaba de ir a clases de danza y a mí me llamaba la atención. Yo ya iba a clases de canto y piano desde los cuatro años y, al final, también me apunté a danza. Creo que es una forma de liberarse y expresarse. Con lo que más disfruto es con la salsa. Aquí en Menorca me sorprendí al ver la afición que hay por el baile. Con lo pequeña que es la Isla y es raro no conocer a alguien que esté yendo a clases.

¿Cuáles son sus planes de futuro?
Por ahora, la prioridad es conseguir un trabajo más estable. No sé qué me deparará el futuro pero tampoco me importa el lugar si puedo estar con mi pareja. Podríamos probar en Argentina, pero de momento estamos a gusto en Menorca.