Cacaolat. El grupo de inversores liderado por Luis Victory afronta una inversión de 130 millones en la fábrica de batidos - Internet

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La página web de Victory Corporate Turnaround define la sociedad como "una firma de servicios profesionales especializada en gestión de compañías en situaciones complejas y crisis, apoyada por capital inversor especializado en reflotar empresas de baja rentabilidad o en pérdidas". La primera palabra que integra el nombre de esta sociedad, Victory, evoca sin duda un linaje arraigado a la Isla, y con razón. Porque su máximo responsable es Luis Victory de Sintas, empresario mahonés, que en las últimas semanas ha aparecido en la prensa nacional, sobre todo en la especializada en economía. El motivo no es otro que su condición de artífice de la operación de adquisición de la fábrica de batidos Cacaolat, empresa que también tiene cierto parentesco lejano con la Isla por el hecho de haber pasado por las manos de Nueva Rumasa y haber derivado en una situación concursal tras momentos de severa dificultad, destino paralelo por tanto a Quesería Menorquina.

Un artículo publicado en "Economía digital" definía a Luis Victory como el cerebro de la operación de compra de Cacaolat por parte de Cobega y Damm, que se reparten a partes iguales el 98 por ciento de la fábrica de productos lácteos. Victory Corporate Turnaround tendría el 2 por ciento restante de las acciones, así como el mérito del diseño de la adquisición.

Luis Victory de Sintas nació en 1962. Hijo del conocido doctor Victory, estudió el primer tramo de su Educación Secundaria en su Maó natal para a los 17 años salir de la Isla en busca de nuevos horizontes. Se formó en la IESE Business School de la Universidad de Navarra y en la Leonard N. Stern School of Business de la New York University, para luego dedicarse a los negocios, sobre todo a los ligados a la alimentación y en concreto al sector lácteo. Reside en Barcelona y en la Isla se le conoce bien en los círculos empresariales, aunque su trascendencia mediática ha sido más bien escasa o nula. En un artículo de "La Vanguardia" de 2001 aparece como mediador con La Moncloa para que una de las fincas propiedad de su familia, Morell, fuera el lugar de vacaciones de la familia Aznar-Botella. Precisamente en Morell pasa las frecuentes estancias de que disfruta en la Isla.

Su dedicación al reflotamiento de empresas tiene ya cierta trayectoria. La información de "Economía digital" sitúa unas primeras operaciones relevantes, siempre vinculadas al sector lácteo, en 1994. Controla el importante fabricante de componentes Dover y algunas de las firmas que ha intentado impulsar son Parmalat, Delphi, Philips y Yoigo. La lista es larga y diversa en cuanto a sectores productivos.

El propio Luis Victory explica que afronta el reflotamiento de empresas desde hace muchos años, siempre con el acompañamiento de capital inversor ajeno. En el caso de Cacaolat, la operación se fraguó con Cobega (empresa familiar, con capital nacional y concesionario de productos de Coca-Cola en España) por la relación personal que Victory mantiene con la familia Daudella y con Damm por el hecho que esta empresa disponía de un espacio idóneo y en desuso para albergar una nueva planta para Cacaolat. La alianza se forjó y salió bien. Con la compra de Cacaolat ha movido la nada desdeñable inversión de 130 millones de euros, con un proyecto de viabilidad que ha convencido al administrador concursal judicial de la firma en cuestión.

El empresario mahonés explica que Cacaolat era, en parte, un viejo objetivo. Intentó su adquisición en 2007, cuando Parmalat era la propietaria de la productora de batidos, pero la cosa no salió adelante y finalmente la fábrica fue a parar a manos de la familia Ruiz Mateos. "Fueron más hábiles", comenta. Afirma que es una operación especial "porque Cacaolat es una empresa emblemática", pero que sigue trabajando en nuevos proyectos que mantienen su cabeza ocupada, a pesar de que ha aprovechado el puente para pasar unos días en la Isla.