Macarelleta. La emblemática cala es el mejor ejemplo de la saturación de los arenales durante el mes de agosto - Rubén

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El pasado mes de agosto, un media de 500 coches al día se quedaban sin acceder a los aparcamientos de las playas del sur de Ciutadella. Las estadísticas hablaban de un mayor número de turistas en la temporada, y eso se dejó notar en algunas de las calas más emblemáticas de la Isla, tal y como se puede comprobar en el estudio realizado por el OBSAM.

Si echamos la vista atrás podemos ver cómo la evolución de la carga que soportan las playas menorquinas ha aumentado en cinco años un 33 por ciento, hasta alcanzar los 180 puntos en 2011, cuando el máximo de capacidad está establecido en cien. El concepto capacidad de carga hace referencia al número máximo de usuarios que un determinado espacio puede soportar de forma indefinida sin que se registren impactos negativos significativos. Dichos cálculos se determinan a partir de la superficie de arena óptima por persona, que es de 15 metros cuadrados en las playas vírgenes y de 5 metros en las urbanas. La tendencia general es de un incremento de la carga durante los últimos años, que se puede diferenciar en dos etapas. Entre 2006 y 2009 se registró un suave aumento, pero desde ese último año hasta la actualidad la carga se ha disparado de forma notable.
Si se atiende a los valores medios de las playas censadas por el OBSAM en función de su tipología, las que más carga soportan son las calas vírgenes de fácil acceso. Ese tipo de arenales ya rebasaron en 2010 el límite del 200 por ciento, el doble del máximo establecido como ocupación máxima, que es del cien por cien. Por contra, las que menos presión reciben son las calas urbanas, siempre por debajo de la barrera de los cien puntos porcentuales. Por otra parte hay que hablar de un tercer grupo de playas, las vírgenes de difícil acceso, que superaron la barrera de los cien puntos en 2010 y alcanzaron los 200 en 2011.

Las que este año han soportado una mayor carga han sido Macarella y Macarelleta, arenales ambos en los que el número de usurarios es siete veces superior al recomendable, Cala en Turqueta y Cala Mitjana. Por contra, las menos masificadas fueron Cala Mesquida, Sant Tomàs, Son Bou y Binibèquer.

Uno de los datos más remarcables que arroja el estudio del OBSAM es que en el conjunto de la Isla se han contabilizado prácticamente al mismo tiempo 26.000 personas en las playas. Dicha cifra representa que, de forma aproximada, un 15 por ciento del total de la gente que se encontraba en Menorca en el mes de agosto estaba concentrada en 0,005 por ciento del territorio.

El portavoz de Territorio del GOB, Miquel Camps, pone el acento en el peligroso punto al que se está llegando en algunos puntos emblemáticos de la costa menorquina, como Macarella y, especialmente, Macarelleta, donde el exceso de presión humana se está traduciendo en una degradación ambiental. "La mitad del sistema dunar de Macarelleta está desapareciendo por la erosión que provoca el que la gente se instale en las dunas en verano", señala.

Sin embargo, tal y como demuestra una encuesta del OBSAM, la media dice que solo uno de cada tres entrevistados el pasado verano considera que hay mucha gente en la playa. El resto opinan que no hay demasiada o que es algo normal al tratarse del mes de agosto.