Ana López Merino - A.L.M.

TW
0

Autoficha
Me llamo Ana López Merino, tengo 57 años y nací en Bilbao. Estoy casada, tengo dos hijos y vivo en Ciutadella desde hace 35 años. Soy masajista y cocinera vegetariana. Me encanta hacer trekking, ir de excursión, hacer manualidades, la lectura, el cine, estar con la familia y amigos, cocinar, viajar y conocer otras culturas. Disfruto con todo lo que hago.

¿Por qué decidió hacerse vegetariana?

Hice el cambio hace diez años. Fue porque todo lo que comía me sentaba mal. Me costaba levantarme por las mañanas, estaba cansada. Me hablaron de Montse Bradford, una experta en cocina vegetariana-macrobiótica que ofrecía cursos en Barcelona. Probé y me encantó. Al final, acabé haciendo la formación de dos años. Dejé de comer carne, lácteos... y el cambio que experimenté fue brutal. Me sentía con mucha energía y vitalidad.
Bradford te enseña a cocinar los alimentos de forma correcta y con un objetivo medicinal, según el estado de ánimo. Ha adaptado la cocina tradicional para cocinar con condimentos de la macrobiótica, desde cereales integrales a algas o leches vegetales. Sienta bien y encima está todo riquísimo.

Desde hace un tiempo, usted imparte cursos de cocina vegetariana en Ciutadella. ¿Cómo surgió tal oportunidad?

Decidí estar estudiando cuatro años con ella para poder enseñar a los demás. Estuve impartiendo unos talleres en una ecotienda pero no era lo que yo quería exactamente. Hasta que surgió la oportunidad en otro espacio. Yo lo que quiero es que la gente sepa qué alimentos le sientan bien, cómo manipularlos, cortarlos y por qué. Se pueden utilizar para conseguir un estado de ánimo, para relajar, activar... Empecé impartiendo estos cursos en octubre, todos los jueves por la mañana. También hago dos sábados por la tarde al mes. Estoy contenta porque la gente ha respondido muy bien.

¿Cuál es el motivo por el que sus alumnos optan por este tipo de alimentación?

Hay de todo. Hay quien no come carne por ética, por respeto a los animales. Hay quien lo hace por temas de salud, por medio ambiente... de todo. Yo lo que veo, en general, es que la gente va un poco perdida, están cansados de que su dieta esté basada en carne y pescado y no saben cómo cocinar las verduras. Yo no es que esté en contra de comer carne pero es cierto que hay un exceso. Tienen muchas carnes congeladas, llenas de hormonas y vacunas. Los ciudadanos no son tontos y empiezan a saber qué se está vendiendo.

Y, ¿lo de ser masajista?

Yo era modista pero sufría mucho con ese trabajo porque no sabía decir que no. Tras un tiempo de reflexión, me atrajo la idea de formarme como masajista. Los cuerpos me parecen fascinantes, me gusta saber cómo surgen las dolencias, cómo solucionarlas... Creo que es una máquina impresionante, aguanta de todo.

¿Cuáles son sus planes de futuro?

Voy muy al día pero me encantaría ir de viaje a varios lugares. Por un lado, a África, a hacer trekking al Kilimanjaro. Ya estuve haciendo lo mismo en Nepal y me dejó impactada, fue tremendo. Otro sitio que me gustaría visitar son los Fiordos de Noruega, tiene que ser precioso.