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Los Cinemes Canal Salat echan a andar hoy en Ciutadella, poniendo así punto y final a un largo letargo en el que la opción más razonable para los amantes al séptimo arte pasaba por desplazarse hasta Maó cada vez que querían ver una película. Unos cines que, a pesar de quedar lejos de los grandes multisalas al contar sólo con dos, pretenden hacer olvidar ese vacío que ha habido en ponent los últimos años, en una ciudad que siempre había gozado de una gran tradición cinéfila, y que tuvo, en su día, cines como el del Teatre des Born, del OAR, el Alcázar o del Casino 17 de Gener y el de Calós, todavía hoy en funcionamiento.

La andadura de los nuevos cines empieza esta noche a las 22 horas, y lo hace con un estreno para la sala 1, "Misión Imposible: Protocolo Fantasma". Mientras, en la sala 2, se proyectará "Un método peligroso", una cinta que está actualmente en cartel. Pero la oferta inicial no acaba aquí. También en la sala 2 se exhibirá una film infantil, "Vicky el Vikingo 2", una película en 3D.

Salas 3D
Uno de los puntos fuertes de este complejo es que sus dos salas están equipadas con lo último en imagen y sonido, con proyectores que permiten la exhibición de películas en tres dimensiones. Para ello, la empresa que gestiona los cines ha dotado las instalaciones con la maquinaria más moderna pero sin olvidarse de los tradicionales proyectores para películas en 35 milímetros. Así, mientras la sala 1 dispone de dos proyectores, uno digital y otro analógico, la 2 tiene uno digital, lo que permitiría programar dos películas en 3D simultáneamente.

La sociedad gestora ha invertido alrededor de 300.000 euros para dotar de contenido las instalaciones. Una cantidad que ha servido para adquirir los tres proyectores, las pantallas y los equipos de sonorización, así como su instalación y todo lo que ha sido preciso para dotar el bar, las oficinas y las taquillas. Inicialmente, la empresa también se ha hecho cargo del coste que ha supuesto la insonorización de las salas con placas aislantes, así como otras carencias que presentaba el recinto, y que será descontado del canon correspondiente al primer año y que supone un desembolso de 42.000 euros en favor del Ayuntamiento.

Para el 3D se ha optado por un sistema activo, concretamente el Volfoni, que requiere de gafas reutilizables (mejores que las de usar y tirar), que proporcionan una mayor luminosidad y una visión con mayor profundidad.

Mientras, en el apartado de audio, las salas cuentan con equipos Dolby Digital 5.1 de última generación, así como con un sistema emisor del sonido en las frecuencias con que trabajan los audífonos de las personas con disfunciones auditivas.

Digital vs. analógico

La imparable implantación de los sistemas digitales en el mundo del cine ha provocado una desaparición progresiva de lo analógico. Aún así, los cines del Canal Salat no se olvidan de los 35 milímetros, lo que permitirá proyectar todos aquellos films que no se hayan digitalizado.

Según uno de los técnicos responsables de la empresa valenciana Proyecson que instala todo el entramado, José Ramón Gascó, una de las ventajas más importantes del sistema digital es, a parte del salto cualitativo de imagen y sonido, que se prescinde de aquellos rollos de 40 kilos de celuloide que tenían que manejar los maquinistas. Ahora, y aunque se pierde el romanticismo y la esencia del fenómeno fotosensible y químico del cine convencional (que no deja de ser el de la fotografía analógica) esta labor es más simple. El exhibidor recibe de la distribuidora un disco duro con la película, que se inserta en el proyector, que actúa a modo de ordenador con su pantalla y su 'software'. Un film tiene un tamaño de unos 100 gigabytes (GB). A modo de ejemplo, "Vicky el Vikingo 2" tiene 168 GB.

En cuanto al proyector, cabe señalar que tiene una definición de 2.048 x 858 para el sistema cinemascope, y de 1.980 x 1.080 para la Alta Definición (HD). El dispositivo tiene 2 terabytes (TB) de memoria interna, que permite el almacenamiento de unas diez películas. Así, el maquinista, al recibir el disco duro tan sólo tiene que insertarlo en el proyector y cargarlo en el sistema, proceso después del cual ya se puede devolver el disco de almacenamiento a la distribuidora. De este modo, el exhibidor, que contrata un número determinado de días de exhibición, recibe un código válido sólo para esas fechas.