Exposición. Además de los frascos con 60 esencias también hay juegos interactivos - Paco Sturla

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Explica Ana Artigas, comisaria de la exposición "Ficar-hi el nas, essències i fragàncies naturals", que de los cinco sentidos que tiene el ser humano, el olfato "es el gran olvidado". La cultura occidental acostumbra casi siempre a producir estímulos para la vista y el oído. Así, suele ocurrir que la pintura, la escultura y la música, junto a los medios audiovisuales, son los contenidos más demandados. Por contra, el olfato está en segundo plano, y es por ello que L'Obra Social la Caixa quiere llenar ese vacío a través de una muestra que lleva ya tiempo rodando por salas de la Península y que ahora llega a Menorca, concretamente a El Roser de Ciutadella.

El interés de la cita inaugurada ayer radica en que se trata de una propuesta diferente y muy interactiva. El público está invitado a pasear su nariz por 60 frascos para disfrutar, y en algunos casos sufrir, de otras tantas esencias. Allí se pueden aspirar de una forma intensa aromas conocidos, como el limón o la mandarina, aunque en mayor grado de intensidad, junto a otros menos habituales como la mirra, además de olores artificiales como el aroma, por ejemplo, de una escuela, a base de mandarina, una punta de lápiz, polvo, urea y humanidad. De igual forma es posible viajar en el tiempo y dejarse llevar por el olor de unos baños de la época romana o soportar el hedor de una cueva de una familia neandertal.

Pero lo primero que llama la atención de esta exposición no es el olor, sino el ambiente de penumbra creado con el objetivo de potenciar el olfato, explican los responsables. "Ficar-hi el nas" es una aproximación al mundo de los olores desde la perspectiva de la biología, de la cultura y la experiencia. Quienes se adentren en la aventura pueden, tal y como se explica en uno de los paneles de la muestra, vivir el denominado "efecto Proust", que está relacionado con la enorme capacidad que posee sentido del olfato para despertar en nuestro interior recuerdos personales. Y el nombre del efecto se debe a esa curiosa historia que cuenta que Marcel Proust escribió su obra cumbre, "En busca del tiempo perdido", inspirada por los intensos recuerdos que le evocó que el aroma de una magdalena mojada en el té.

El visitante que opte por esta olorosa propuesta cultural tiene de plazo hasta el 14 de enero, justo cuando las esencias, que se preparan de forma exclusiva para cada exposición, empiezan a perder su intensidad. Pasen y huelan.