TW
0

Autoficha

Me llamo Ruben Martín-Forero, nací y vivo en Maó, y tengo 35 años. Tengo un hijo de tres años y soy empresario, concretamente, soy propietario de un establecimiento llamado Komodo. Cuando dispongo de tiempo libre me gusta practicar deporte, leer y viajar.

¿Cómo fueron sus comienzos en el mundo laboral?

Ya desde que estudiaba solía trabajar en hostelería varios meses al año para pagarme mis gastos. Posteriormente, empecé trabajando con mi padre, en una empresa distribuidora de vino y licores. Primero estaba de repartidor pero después pasé a comercial. Luego estuve unos tres años en Barcelona, donde monté una tienda de informática pero quise volver a Menorca. Mi padre me hizo una oferta muy buena y estuve trabajando con él otros dos años. Pero surgió la oportunidad de poder coger mi propio negocio y decidí dar el paso.

¿No le atemorizó montar un negocio en unos años tan difíciles?

No era fácil, desde luego. Tenía dinero ahorrado, solicité ayudas y conté con la colaboración de mi madre. Fue una inversión y, sabiendo cómo iban las cosas, hoy por hoy no me puedo quejar. Estoy muy contento con la clientela que tenemos. En Maó no se había ofrecido nunca el concepto de espacio chill out y nosotros disponemos de varios ambientes, desde coctelería a baile o picoteo.

¿Cómo puede un local escoger su propia clientela?
Por suerte, hasta ahora no hemos tenido muchos problemas en ese sentido. Si alguien viene un poco tocado o con mala pinta, puede ponerse alguna excusa de forma educada ya que no se puede prohibir el paso. Nosotros no queremos que haya problemas de ningún tipo, ni peleas, ni drogas... Esto es pequeño y todo se sabe.

Hay quien cree que hace años Maó contaba con un ambiente muy animado, mientras que ahora está algo apagado. ¿Qué piensa usted?
Pienso que sobre Maó ha caído una lápida que pone RIP. Hasta ahora no ha habido facilidades para montar locales o mantenerlos. A la mínima que había alguna queja, ya se echaban encima. Hay que tener en cuenta que se debería ofrecer algo más a quienes nos visitan. Además, los inviernos aquí son largos y duros. Nosotros tenemos que ofrecer algo atractivo los fines de semana para cubrir gastos. Por ejemplo, los viernes traigo a un cortador de jamón y hacemos una invitación a los clientes. Los sábados, intentamos montar algunas actuaciones. Es la manera de que la gente también se motive y salga.

¿Cuáles son sus planes de futuro?
Seguir adelante aunque estos tres meses van a ser complicados pero hay que esforzarse en ofrecer calidad, un buen servicio y atención. El año que viene vamos a ofrecer cenas gratuitas, en las que el cliente se apuntará en lista y solo deberá pagar la consumición.