TW
0

La Federación Agrícola y Ganadera de Menorca (FAGME) estudia la adopción de medidas para limitar el acceso de los buscadores de setas a los "llocs". El presidente de la entidad agraria, Pau Boch, considera que en los últimos años la masificación de esta práctica "se está yendo de las manos y es insostenible". Asevera que cada vez hay más payeses que están a favor de algún tipo de regulación que ponga freno al acceso indiscriminado a las fincas.

Bosch explica que aunque la mayoría de los buscadores de setas son respetuosos con el campo y la propiedad ajena, otros llegan a entrar con su vehículo a las fincas privadas sin pedir permiso y abren puertas sin cerrarlas a su paso, con el riesgo de huida del ganado que esta acción representa. Incluso saltan paredes provocando "enderrosalls" que deben ser restituidos, con el gasto que todo ello conlleva. "Si no hay concienciación de que deben respetar y dejar las cosas como estaban, nosotros tendremos que tomar algún tipo de medidas", justifica. "Nos encontramos de todo, incluso se han cortado alambradas para pasar. Esto es un riesgo porque en algunas de las fincas se caza y si además hay algún incidente, el responsable es el propietario", añade.

En relación a esta cuestión hace ahora apenas un año, Francisco Mercadal Capó, por entonces presidente de la asociación de cazadores de Menorca, advirtió al "Menorca" del conflicto que se genera entre los aficionados a la caza y a la micología. Apuntó que los cazadores necesitan un permiso para entrar en las fincas, sin embargo, para buscar setas en esa misma propiedad, casi nadie pide permiso, con el riesgo de accidente que esta situación puede acarrear en los días estipulados de caza. Mercadal se mostró ya entonces a favor de algún tipo de regulación por motivos de seguridad.

El presidente de FAGME, Pau Bosch, reconoce que es un problema de difícil resolución, especialmente cuando se unen las aficiones de la caza y de la micología. "No podemos vallar todas la fincas, lo único que podemos hacer es pedir más respeto", comenta, al tiempo que explica como personalmente tuvo que perder toda una mañana intentando separar su ganado, mezclado con las reses de la finca vecina porque alguien se había olvidado cerrar una puerta. "La gente de toda la vida pide permiso, y no hace ningún daño. Hay que hacer entender que están entrando en una propiedad particular".