TW
0

Autoficha

Me llamo Santiago Pons Vidal, tengo 36 años y soy de Maó. Aunque he tenido diferentes profesiones, actualmente soy zapatero, un trabajo con el que estoy muy contento e ilusionado. Cuando tengo tiempo libre, que no es fácil, me gusta ir a correr, quedar con amigos, leer biografías y novelas, e ir al cine.

Fontanero, camarero... Ha trabajado en diferentes cosas, hasta en una tienda de ropa.

Sí. Empecé con la fontanería y la electricidad cuando acabé el colegio. Después de un tiempo, hubo crisis y me pasé al mantenimiento de apartamentos, donde estuve ocho años ocupándome de arreglar averías y todo lo que conlleva mantener las viviendas en condiciones. Luego, la hostelería bajó mucho y fue cuando entré en una empresa de aluminio, un trabajo que me duró siete años, hasta que el negocio quebró. Tras dos años en diferentes empleos, pude hacer un curso de zapatero en Barcelona para entrar en el local donde estoy ahora.

Lleva tres meses. ¿Está contento?
Mucho porque, además, hay planes de futuro. Me gusta trabajar manualmente y es un negocio que funciona porque los precios no son caros y es un oficio que no abunda. Tenemos buena clientela. Lo que más me gusta es arreglar zapatos y, lo que menos, afilar cuchillos.

El oficio de zapatero parece que se ha ido perdiendo. ¿Es así?
Sí, se puede decir que es un trabajo artesanal aunque hoy en día la maquinaría ayuda mucho. A mí me aporta mucho y me voy contento a casa cuando las cosas me han salido bien. Antes no conocía el oficio y la verdad es que no me esperaba que fuese así. Me imaginaba que sería una mesa y unos pegamentos, pero de eso nada.

¿Alguna anécdota con los clientes?
Hay quien se cree que también soy costurero y me traen ropa. También me piden consejo a la hora de comprar zapatos o cuando ya se los han comprado. Una vez, una mujer vino con unos taconazos y se marcó un desfile para ver si me parecían bien o si creía que le estaban grandes. A la hora de asesorar, yo siempre digo que me traigan los zapatos.

¿Planes de futuro?
Lo que realmente me apetece es volver a tener una estabilidad. Que el negocio funcione y poder abrir una tienda en Es Mercadal y otra en Ciutadella con algún socio. También me gustaría ir de viaje a Nueva York. No sé cuándo será, pero iré seguro.