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Una cafetera sobre la encimera. Unos periódicos en la sala de estar. Chaquetas colgadas en los vestuarios y botas preparadas para una salida. Así es como se mostraba ayer el nuevo Parque de Bomberos de Maó que, unos diez meses después de la fecha marcada para su puesta en funcionamiento, exhibía su mejor imagen, dejando de lado la frialdad de un edificio deshabitado para dar la bienvenida a la presencia humana.

Así es como el colectivo ocupa ya las nuevas instalaciones. El traslado se realizó definitivamente entre el martes y ayer y después de comprobar que todos los equipos de telefonía y radiofrecuencia funcionaban correctamente, pudieron pernoctar por primera vez en el edificio la noche del martes al miércoles.

El edificio, espacioso y acogedor, cuenta con dos plantas, una de ellas dedicada al trabajo y otra, a zona de estancia durante las guardias, con unas diferencias destacables en construcción, estilo y uso de materiales.

El retraso en su apertura definitiva se debe a algunas actuaciones que no estaban contempladas en el proyecto original y que fue necesaria su puesta a punto para que el edificio gozara de la funcionalidad que precisa una infraestructura de este calado. Por lo tanto, y según explicó ayer el conseller de Cooperación Local, Deporte y Vivienda, Juan José Pons, fue necesario el levantamiento de una medianera que separara la cochera de la zona de vestuarios y aseos, no contemplada, con el principal objetivo de evitar que los humos de los vehículos se entremezclaran con el ambiente de una zona de vivienda.

Asimismo, Pons, destacó también la tramitación de las cédulas y permisos de ocupación pertinentes, además de la instalación de los equipos de telefonía -que pasa de una a tres líneas-, megafonía y antenas de comunicación. El actual equipo de gobierno insular también tuvo que hacer los trámites de la instalación eléctrica de la compañía GESA que solicitó unas obras para albergar los contadores.

Además, una de las actuaciones que está aún en proceso de construcción es un cubículo en la cochera destinado al almacenaje de los equipos de primera intervención. Según avanzó Pons, estas actuaciones han supuesto una inversión que roza los 40.000 euros y que el Consell ha incluido en el presupuesto de 2012.

Respecto al asfaltado del pavimento, Juan José Pons, resaltó que en estos momentos no hay partida económica para la totalidad de la actuación. Aun así, destacó que se asfaltarán tres o cuatro metros a partir de la entrada del garaje, que se incluirá en esta partida presupuestada. "En caso de que se consiguiera alguna cuantía más, ya se avanzaría en esta actuación que consideramos prioritaria, a no ser así, dicha ejecución deberá esperar", puntualizó Pons.

Cabe recordar que el nuevo parque de bomberos costó 1,2 millones de euros.

El presidente del Consell, Santiago Tadeo, quien ayer visitó las instalaciones acompañado del conseller Juan José Pons; su directora insular, Assumpta Vinent; la alcaldesa de Maó, Águeda Reynés; el jefe insular de los Bomberos, Joan Gorrías, y el jefe del Parque de Bomberos de Maó, Josep Bosch, destacó la importancia de disponer de unas dependencias modernas y construidas con vistas a un futuro crecimiento. A su vez, dejó claro que a pesar de los obstáculos que ha tenido que superar el nuevo equipo de gobierno con este proyecto, reconocía el trabajo desarrollado por el anterior Consell.

Por su parte, Joan Gorrías, resaltó "el paso al frente hacia la capacitación profesional" que realiza el cuerpo de bomberos con esta nueva infraestructura puesto que las instalaciones actuales, operativas desde principios de los años 90, ya quedaban obsoletas. "Este edificio está dimensionado para futuros crecimientos de plantilla", resaltó.

El polo de deslizamiento, sólo de carácter decorativo, fue de nuevo motivo de comentario. Se calcula que pudo tener un coste de unos 50.000 euros.

El parque de Maó cuenta con 18 bomberos profesionales y nueve semiprofesionales. Cada turno cuenta, desde enero, con un mínimo de tres bomberos.