autor. La muestra permanecerá abierta hasta el 21 de este mes - H.S.

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Consciente de los duros momentos que vive la sociedad Heiko Speisekorn (Bremen, 1951) brinda su pintura para intentar dar ánimos al público. "En los tiempos que corren todos estamos al límite, espero que mi obra sirva como un 'extra' que permita al espectador olvidarse de la crisis". El autor alemán halla su vocación en Menorca. Aquí se decide y la desarrolla hasta inclinarse por un estilo propio donde el óleo marca el compás de sus trazos.

Desde hace un año se ha instalado en Ciutadella. El Espai d'Art Xec Coll inaugura mañana, 20 horas, su primera individual en Ponent. "Estuve muchos años viviendo en Alaior, allí y en Maó ya conocen mi producción, así que quiero presentarme ante los ciutadellencs", comenta. "Luces y sombras" es el título de una muestra que, precisamente, prevé alzarse como reflejo del claroscuro que tizna la subsistencia actual del país.

La colección se compone de una combinación de cuadros de años anteriores con su producción más reciente. Animales y paisajes menorquines, además de sus característicos peces Koi y algún que otro abstracto de concepciones geométricas combinadas con el color.

Speisekorn se decanta por el óleo como "el emperador del arte". Técnica que trabaja y experimenta a través del juego de transparencias o lazuras. Se sirve de finas capas para conseguir sorprendentes efectos de agua, luminosidad y una amplia gama de cálidas tonalidades.

El germano entiende el concepto creativo desde la influencia del budismo y el taoísmo, muy presente en la simbología de sus peces japoneses. "Busco pinturas que ayuden al espectador a relajarse. Hoy más que estímulos necesitamos calma", dice.

Autodidacta confeso, Speisekorn plasma verdes, ocres, blancos y azules a lo largo de un camino que, señala, le es "muy difícil de definir". "Si tuviera que ponerle alguna etiqueta a mi pintura diría que siempre posee un toque de fantasía, a veces incluso naïf, pero por mucho que algunos quieran verlo así no tiendo hacia el hiperrealismo. Lo mío siempre aporta algo de irreal pues me aburre representar las figuras sin más". En consonancia con su reflexión, el artista se muestra gran admirador de Salvador Dalí. "Aprecio mucho su surrealismo", añade.

La propuesta espiritual, siempre en el sentido de una obra construida desde el interior del sentir más humano, halla también su fuente de inspiración en Menorca. "Tiene algo mágico, su paisaje es muy cambiante y atractivo para cualquier creador", afirma. El alemán, que llegó a la Isla en 1973, ha tenido la fortuna de conocerla en su máximo esplendor. Tras vivir en Alemania, País Vasco y recientemente en Cádiz, no dudó ni un ápice a la hora de regresar a su Menorca querida donde aun restan múltiples trazos por recrear.