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Cabe esperar que aquello de "¡Vente a Alemania, Pepe!" no tenga que repetirse, aunque a decir verdad, los datos de la economía y el paro no son precisamente de lo más alentador.

El mes de enero ha cerrado con récord de parados en Menorca, una cifra que ya asciende a 7.627 personas; mientras que la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB) estima que no se volverá a generar empleo en las Islas hasta 2014. Algo más optimista se muestra el Govern balear, aunque su horizonte se queda sobre 2013.

Visto lo visto, ya hay quien ha hecho las maletas y ha emigrado a otros países en busca de empleo y estabilidad. Según el sociólogo Antonio Tarabini, responsable de la Fundación Gadeso que lleva a cabo un constante seguimiento de los indicadores económicos y sociales del Archipiélagos, salir a buscar trabajo fuera es una decisión que no resulta nada fácil para los isleños. "A las personas que viven en las islas les cuesta mucho más dar ese paso que a quienes viven en la Península. Tener que coger barco o avión nos condiciona más todavía y refuerza esa sensación de dejarlo todo atrás. En principio, quienes se van tienen intención de volver aunque eso se convierte en algo complicado ya que el desarrollo en España no es suficiente".

Se estima que de Balears ya han emigrado un total de 8.400 personas, muchos de ellos a países como Alemania, Brasil, Inglaterra o Canadá. "El perfil de persona que se va es el que posee un alto nivel formativo o el del inmigrante que vuelve a su país. El español está condicionado por el idioma porque aquí hay un déficit total en cuanto a aprendizaje de idiomas, es algo muy grave. Yo mismo conozco casos de ciudadanos que han decidido irse a Brasil para montar empresas mixtas aprovechando el tirón de los Juegos Olímpicos y el Campeonato Mundial de Fútbol", cuenta el sociólogo.

Países en crecimiento

Y si el país carioca puede ser un buen destino para buscar empleo, también lo es Estados Unidos. Allí existe una visa dirigida a emigrantes especializados que permite estudiar, trabajar y residir en territorio norteamericano. Aunque los españoles lo podrían tener más fácil en un país de la Unión Europea debido a la convalidación de las titulaciones, es cierto que muchas personas ya están teniendo en cuenta aspectos como las condiciones fiscales, los beneficios sociales, el acceso a la vivienda, o la escolarización de los niños.

Australia, Canadá, Dubai o Inglaterra también son países con posibilidades para emigrantes titulados. Tanto es así, que este movimiento ya tiene nombre, "Fuga de cerebros". En Alemania, por ejemplo, hay muchos profesionales de sectores como la ingeniería civil o las telecomunicaciones; mientras que en Turquía se ofrece trabajo en la construcción, el sector textil o turismo.

Atención a países como Francia, Holanda, China y, en general, Sudamérica. Argentina es el país donde viven más españoles, cerca de 350.000. Y, por supuesto, el conocimiento del idioma siempre ayuda.

De menorca a la india

La historia de Carlos es una más de las muchas que podrían narrarse. Nacido en Menorca, decidió estudiar Ingeniería en Barcelona. "Cuando acabé la carrera no hubo manera de encontrar empleo en la Isla, lo intenté durante tres años. Al final estuve trabajando diez meses en una empresa catalana pero me pagaban poco dinero por dedicar muchas horas y tener mucha responsabilidad. El negocio quebró e intenté estar de autónomo pero no tuvo éxito", cuenta Carlos.

El problema llegó cuando se le agotó el paro. Fue cuando el menorquín decidió mandar su currículum vía internet a empresas extranjeras. "No tuve noticias durante varios meses así que me puse a estudiar inglés. Un día, me encontré un correo electrónico de una multinacional con sede en la India. No me lo podía creer. Yo me esperaba algo así como ir a trabajar a Inglaterra, Noruega o, como mucho, Rusia, pero jamás pensé que se pondrían en contacto conmigo desde allí".

Actualmente, Carlos trabaja en la construcción de un polígono industrial en el sur de la India. Su sueldo es bueno y, aunque le gustaría volver a vivir en la Isla, el alto precio de los vuelos y lo que ha ahorrado hasta ahora no le permiten regresar. "Llevo casi dos años y estar aquí todavía me sorprende. El shock fue fuerte, la verdad. Es un sistema de trabajo distinto, otro ritmo... Pero al menos estoy trabajando. Ya veremos qué pasa más adelante", concluye.

Y es que, mientras unos ven lo de emigrar como la apertura de puertas a nuevas oportunidades y culturas, para otros significaría un paso negativo. Dependiendo de nuestra situación, el caso es tomar una decisión o esperar a que la crisis arrecie.