El policía tutor, Antoni Cladera, ofreciendo una charla en el IES Maria Àngels Cardona - Paco Sturla

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"Disfrutad del Carnaval, y dejad que los demás también disfruten de él". Éste es el mensaje que transmitía ayer Antoni Cladera, el policía tutor de Ciutadella, a un grupo de alumnos de primer curso de ESO del Instituto Maria Àngels Cardona.

Lo hacía en el marco de las visitas que estos días está realizando a los centros educativos para intentar poner orden en un tema que ha pasado de diversión a casi pesadilla en Ciutadella, el lanzamiento de petardos durante las fiestas de Carnaval.

En el aula, veinte alumnos escuchan atentos a Cladera. Una explica que su abuela tiene un perro ya de una cierta edad que tiene mucho miedo a los petardos. Cierto, contesta el policía tutor, los animales reaccionan inquietos ante los estallidos de los petardos.

Pero para empezar la charla, mejor un ejemplo real. Un susto que afortunadamente quedó en eso, aunque podría haber sido mucho peor, narra Cladera. El año pasado, un niño lanzó un petardo que fue a parar al interior de un cochecito de bebé, en el que precisamente había un bebé. La rápida intervención de un policía evitó que el artefacto explotara dentro del carrito, y así se evitaron unas consecuencias en las que mejor ni pensar.

Este hecho, ejemplificó Cladera, demuestra que "cuando lanzas un petardo, nunca sabes dónde puede ir a parar", y debe servir a los jóvenes para que se planteen "por qué en Tenerife, una ciudad con un gran Carnaval, disfrutan de él, y en cambio aquí hay muchos niños que no pueden disfrutarlo porque salen de casa y con el ruido de los petardos se echan a llorar y vuelven a su hogar". "Hay otras formas de disfrutar del Carnaval", sentencia el policía tutor.

La función de Cladera en estas clases, además de crear consciencia, es aportar algunas informaciones básicas que los centros educativos ya han recibido a través de una circular informativa. Pero claro, entre leer un papel y que te lo explique todo un policía en persona, hay una gran diferencia. Por eso, toda la clase se queda callada ante las explicaciones del agente.

Lo primero que deja claro es que en la vía pública está totalmente prohibido tirar petardos. Ni de los pequeños. Tras asegurarse de que los jóvenes saben qué es una vía pública, el policía tutor les explica que existen, básicamente, tres tipos de petardos: los de la clase 1, o bombitas; los de la clase 2, o chinos, y los de la clase 3, o truenos.

Realmente hay más categorías de petardos, pero ya no se pueden comprar en los comercios habituales, y necesitan de permisos muy especiales. Por lo tanto, en este caso interesan estas tres clases de petardos. Los más sencillos pueden comprarse a partir de los doce años, los siguientes a los 16, y los terceros a los 18. Pero si los petardos no se pueden tirar en la vía pública, ¿qué se hace con ellos?

En los espacios privados se pueden utilizar petardos, pero solamente de la primera clase. En las viviendas, comenta Cladera, se pueden utilizar las bombitas, pero nunca los chinos o los truenos, porque provocan molestias a los vecinos debido al ruido. Por lo tanto, resume el policía tutor, "puedo comprar petardos, pero no puedo tirarlos".

MULTAS DE 50 EUROS

Y es que por si conocer las normas no es suficiente, el agente informa a los alumnos de que este año la normativa vigente en Ciutadella ha cambiado, "y quitaremos los petardos a todos aquellos niños que los tiren en la vía pública, y les pondremos una multa de 50 euros la primera vez que los pillemos, y más caras si reinciden". Cladera añade que "como no creo que ningún niño lleve este dinero encima, tendremos que avisar a los padres".

Los niños parecen convencidos. Casi no hay preguntas, todo está muy claro y más aún si es un policía quien lo explica. Pero por si aún quedaban dudas, Cladera retoma el tema de los animales, y habla de los perros, también el de la abuela de la alumna. "Los animales tienen mucho miedo cuando oyen petardos, se esconden, ladran, están nerviosos, y en Carnaval es cuando los perros más se escapan de casa por miedo", explica.

La charla acaba, y los niños se guardan el secreto sobre qué disfraz lucirán la próxima semana. Es una incógnita que no se resolverá hasta, sobre todo, el próximo jueves y viernes. Será entonces también cuando se podrá comprobar si la campaña informativa sobre los petardos ha surtido efecto.