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El abogado Alberto Saborido García (Maó, 1931) se definió a sí mismo como «una persona que ha intentado que prevalezca la Justicia por encima de todos, porque debemos pensar que incluso aquellas personas que consideramos como culpables no tienen tanta culpa como pensamos; ni la gente es tan buena como aparenta ni tampoco es tan mala como piensan los demás».

Alberto Saborido, hombre de afectos y lealtades, con una sólida formación humanística, falleció ayer en Maó. El Colegio de Abogados reconoció en julio del 2011 su trayectoria profesional, tras haber ejercido durante 54 años. Trabajó más a gusto el derecho de familia pero llevó casos de Penal, Civil, Mercantil y Laboral.

Quiso estudiar la carrera de ingeniería naval, pero finalmente optó por Derecho. Compaginó los estudios superiores con el trabajo en la sastrería paterna. Acabó la carrera y abrió su despacho profesional en 1956.

De Alberto Saborido nos quedará siempre la imagen de una persona bondadosa, pero con sólidos principios y firmes convicciones morales y religiosas. Hombre de Iglesia, vivió y entendió el mensaje del Concilio Vaticano II. Descanse en paz y reciba su familia nuestra condolencia.