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Dos meses es el plazo que Martín Varsavsky estima necesario para hacer pública la puesta en marcha en Alaior de Menorcatech, nombre provisional del semillero de empresas que pretende adecuar la propuesta del Centre Bit de la pasada legislatura a la nueva coyuntura económica y que podría presentarse en la próxima edición de Innovem (19 y 20 de abril) o del "techtalk" (23 o 24 de junio) que volverá a reunir en Menorca a destacados emprendedores de todo el mundo de la mano de Varsavsky.

El proyecto menorquín seguirá las recomendaciones que el empresario hispano-argentino dio a conocer la semana pasada al equipo de gobierno de Misericordia Sugrañes en una reunión de la que se hizo eco "Es Diari" en su edición del pasado viernes. Y será así después del espaldarazo recibido ayer en un encuentro de trabajo celebrado en la alaiorense finca de Torrenova, en el que una veintena de personas -a las que secundaban otras tantas que no pudieron asistir pero que expresaron su intención de implicarse- comenzaron a dar forma al proyecto.

"Lo que pretendemos es crear un espacio en el que las ideas se puedan transformar en empresas. Para esto no hace falta casi dinero sino entusiasmo" aseveró Varsavsky, defensor de este modelo en el que "la educación está mezclada con la creación", consciente, pese a ello, de que "puede no salir". El empresario intercambió impresiones con los asistentes sobre si valían la pena explorar la vía de este semillero- cuyo nombre provisional propuso el propio Varsavsky a media tarde de ayer a través de Twitter- si habría bastantes emprendedores y profesores, y si Menorca tendría suficiente poder de convocatoria en este sentido.

Los comentarios de algunos de los presentes corroboraron la viabilidad de la iniciativa para el que el empresario recomendaba la existencia de 20 proyectos iniciales -"la mínima masa crítica necesaria para empezar", apuntaba- momento a partir del cual las reflexiones sobre los problemas de especialización que sufre la Isla o el reto que supone conseguir atraer proyectos de calidad más que muchos proyectos se sucedieron.

Varsasvsky volvió a apelar al entusiasmo, clave para que los grupos de trabajo funcionen, argumento para convencer a profesionales que de desplacen hacia Menorca para compartir su conocimiento y sus experiencias, e hizo gala de él al adentrarse en cuestiones prácticas, tales como la vinculación de la iniciativa al Parc Bit de Mallorca o al TechHub de Londres o su independencia total, su denominación y formulación, dónde ubicarlo o cómo gestionarlo. Y supo contagiar ese entusiasmo consiguiendo el ofrecimiento de Joan Pons Moll, quien se encargará de todo lo relativo a la imagen corporativa del, de momento, Menorcatech.

Además, obtuvo el compromiso del Ayuntamiento de Alaior de decidir en breve cuál de los dos espacios de los que dispone destinará al proyecto, el de algunos presentes que se presentaron voluntarios para impartir formación o el de Joves Empresaris, a los que quiso implicar en la gestión y de quienes obtuvo una total disposición a colaborar, pendiente de definir. Finalmente, pidió a la prensa que incluyese el correo de Roger Ferrer (rferrer@aj-alaior.org) en sus informaciones para que quienes estén interesados- como emprendedores o profesores- lo puedan comunicar.

En menos de dos horas Menorcatech tomó forma, la de un semillero ubicado en Alaior, gratuito (no se cobrará pero tampoco se dará dinero los emprendedores), con un grupo de gente para enseñar y el inglés como lengua de referencia, sin ánimo de lucro ni estructura jurídica, y con un coste de unos 20.000 euros -"que no requiera más de lo tenemos", insistió Varsavsky- capaz de propiciar la creación de empresas de componente tecnológico pero no sólo que contribuyan a reinventar una economía lastrada por su dependencia de la industria inmobiliaria.