¿Qué le llevó a vivir en Menorca?
En aquellos tiempos en Madrid había una fuerte crisis de trabajo y a mi marido le ofrecieron trabajo aquí. Al principio lo pasé bastante mal porque la Isla es demasiado tranquila. Sin embargo, ahora me gusta y cuando voy a Madrid me estreso. Trabajé en limpieza de hoteles y en la cocina de un restaurante pero descubrí que tenía desgaste crónico de vértebras y de huesos de la columna. Hace cuatro años que llevo placas y tornillos para sujetarla.
Así que pasó por una operación importante.
Sí. Sufría mucho dolor, con parches de morfina. En Palma me propusieron operarme y me quedé muy bien, pero la Seguridad Social no me permite realizar los trabajos que hacía antes, así que tuve que buscar una alternativa.
Y fue cuando recurrió a la ONCE.
La ONCE es una organización que recibe subvenciones por coger a un número concreto de discapacitados al año. Yo estuve cinco meses y medio y mandaron una carta diciendo que no superaba el periodo de prueba. No me dieron explicaciones y cogieron a otra persona. Fue duro.
Pero en Madrid conoció a otra organización de venta de cupones. ¿Cómo funciona?
Es la Organización Impulsora de Discapacitados, una agrupación que da trabajo a los discapacitados, no solo a los ciegos. Los cupones tienen unos premios muy altos y está más repartido entre las dos, tres y cuatro últimas cifras. Llevo trabajando para ellos desde el ocho de marzo y estoy super contenta. Tengo una oficina y todo. Es una alegría poder vender cupones porque si no haces nada te sientes hundida. En Maó somos doce vendedores y en Ciutadella hay dos.
¿Cuáles son sus planes de futuro?
Poder llevar esta oficina y dar trabajo a las personas con discapacidad, que estén contentos de poder hacer algo y se sientan útiles y ganarse la vida. También me hace mucha ilusión poder repartir premios.
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