JOSÉ TORTOSA - Paco Sturla

TW
0

Cuando se tiene más vida que recordar que camino por recorrer, apreciamos la importancia de haber sabido conformar nuestro entorno familiar y profesional con una afición, porque con ella hemos dado un mayor sentido al día a día, dotando a nuestra vida de una profundidad que le dado consistencia y dimensión.

José Tortosa Bagur, a sus 85 años, en un envidiable estado de forma, física y mental, se manifiesta amante de la música por encima de otros "adjetivos", porque en ella encontró su auténtica vocación, y aunque no pudo vivir profesionalmente de ella, lo que le satisface es que disfrutó de algo que le permitió afrontar la vida con otro talante y otra visión.

Cuando estalló nuestra guerra incivil, contabas con 9 años de edad, por lo que me imagino que recordarás algunas de las cosas que ocurrieron durante ella.

Sí, conservo muchos recuerdos, como la quema de las iglesias o los bombardeos de la aviación franquista que nos obligaba a refugiarnos en los sótanos habilitados para ello. Son cosas que te marcan para toda una vida.

¿Qué sucedió con la imágen de Sant Roc?

Que las hermanas de don Antonio Tutzó García de la Parra, creo que fueron ellas, la recogieron y la escondieron en su propio domicilio. De no haber sido por ellas me temo que la hubieran destruido.

¿Ibas a la escuela?
No lo recuerdo con exactitud; empecé mi etapa escolar al acabar la guerra, y lo hice en la academia que se instaló en el Colegio La Salle, en la calle del Carmen, toda vez que los Hermanos al inicio de la guerra, fueron obligados a marchar; allí realicé el ingreso y el primer curso de Bachillerato, luego pasé al Instituto en donde cursé el 2º y 3er. curso, pero las exigencias del guión me obligaron a dejar de estudiar y empezar a trabajar.

En el negocio familiar.

Efectivamente; en la plaza Bastión teníamos una fábrica de calzado infantil y allí comencé a trabajar.

La ubicación de la fábrica presupone que viviste de muy cerca la remodelación de dicha plaza, con "els barrubins" incluidos.
Sí, fue una "limpieza" total, que puso en un serio peligro al Pont de Sant Roc, que tuvo que ser apuntalado para evitar que se viniera abajo.

¿Cuál fue el segundo paso?
Tuvimos que cerrar la fábrica; en aquellos años las dificultades eran muchas y nos fue imposible continuar, yo entré a trabajar en la fábrica, también de calzado infantil, del señor Busquets, socio de don Gabino Sintes, allí estuve trabajando tres o cuatro años, hasta que empecé a volar por mi cuenta.

Te recuerdo como músico militar; tocabas, si la memoria me es fiel, el fagot, el trombón o la tuba en la Banda Militar. ¿Ingresaste profesionalmente en dicha Banda?
No, toqué en ella durante el servicio militar; mi intención era seguir, incluso estaba preparándome para dar este paso; uno de los músicos de dicha Banda, Bernabé, me daba clases y me animaba para que continuase, era una excelente persona, pero las cosas se torcieron cuando llegó un nuevo responsable que no tenía su sensibilidad y me licencié un tanto desengañado.

Pero seguiste en la música.
Desde luego que sí, era ya como un veneno … seguí tocando en la Banda Municipal y en la Orquesta Sinfónica con el Sr. Taltavull.

¿Cómo era don José Mª Taltavull, como director?
Tenía una gran sensibilidad, vivía la música y lo hacía con una alegría contagiosa, al morir hubo un tira y afloja entre Jaime Calafat y el director de la Banda Militar, el señor Delgado, más que entre ellos entre sus partidarios que acabó en la desaparición de la Sinfónica; una lástima porque significaba mucho para el entorno musical de la Isla.

Una pregunta obligada, ¿qué te llevó a la música?

Nadie de mi casa tenía relación alguna con este mundo pero a mí me atraía; en sa Costa de Sa Plaça había una tienda de antigüedades y yo siempre me paraba a ver el escaparate y en el fondo había una guitarra colgada en la pared; comprarla, en aquel momento, era una quimera, pero vendí algunos objetos personales y la compré; era un "caixó" pero con ella empecé a tocar.

¿Fuiste a clase?

Mi primer profesor fue Víctor Carreras, que tocaba la bandurria, pero pronto fui a clase con Cosme Huguet que fue mi verdadero guía.

Pero hiciste camino por libre.

Sí, tuve la oportunidad de comprar una serie de partituras entre las que había un método de guitarra muy bueno y comencé a practicar con mucha asiduidad. Incluso llegué a levantarme a las cuatro de la madrugada para estudiar y posteriormente fui a clases de solfeo y de tuba, un buen aprendizaje.

Fue en este momento cuando te examinaste.

Sí, me desplacé a Barcelona y allí obtuve el título de músico de primera, precisamente en la Orquesta Sinfónica tocaba la tuba.

¿Qué instrumento, de los que conoces, diré personalmente, es el más difícil de tocar?

Hacerlo bien conlleva una gran dificultad, de ahí que diga que todos son difíciles; depende, en gran parte, de tu sensibilidad y del "trabajo" ensayos que realices.

Hubo un concierto en el Principal en que actuaste como solista. Recuérdamelo.

Fue con la Sinfónica, tocamos la "sinfonía nº 8, la Incompleta", de Franz Schubert; Calafat tocó el contrabajo y yo la guitarra … fui el solista en un concierto que tuvo una muy buena acogida.

Otro aditivo en este constante 'hacer música' te llevó a la música moderna, a la creación de la "Orquesta River".
Los tiempos cambian y siempre ofrecen nuevas tendencias y nuevas inquietudes. La música moderna, lo diremos así, trajo la guitarra eléctrica y yo no quise quedar al margen y cambié en una casa comercial especializada de Valencia, la tuba por una guitarra eléctrica y, junto con otros compañeros formamos la "Orquesta River". Al principio tocábamos en la pista de patines, del Estadio Mahonés, y Santiago Barber y Magda Sintes eran las voces solistas. Tuvimos bastante éxito que se tradujo en múltiples actuaciones.
Como en el "Festival de la Canción Menorquina" celebrado en Alaior.

Efectivamente, en donde ganamos. Recuerdo que al día siguiente fuimos al Casino de Alaior y al interpretar la canción ganadora aquello se vino abajo, fue algo que nunca olvidaré.

Y seguisteis en liza.
Sí, no parábamos, tocábamos en sa Cova d'en Xoroi, en Sésamo e incluso en hoteles. En Sésamo su propietario no quería que parásemos porque cuando lo hacíamos nadie bailaba; la solución fue dividir el grupo, tres tocábamos un rato y los otros tres descansábamos hasta que nos tocaba reemplazarlos, e igual hacían los vocalistas … ten en cuenta que en ocasiones llegamos a tocar durante 9 horas.

También fue aquella una época, la anterior a la llegada de la música moderna, en la que el Orfeón Mahonés desarrolló una enorme actividad músicoteatral, ¿la recuerdas?
Del todo, cada semana ofrecían o una obra teatral o una zarzuela, era una actividad febril, no paraban. Fue una época con muchas dificultades pero muy bonita porque todos aportábamos cuanto podíamos y lo hacíamos con muchísima ilusión.


Asimismo contaban con una rondalla.
De la que también formé parte. Cuando por Pascua salíamos a cantar el "Deixem lo dol", todo Maó estaba pendiente de nuestra actuación, era un día muy especial para todos nosotros.

Y de las serenatas, ¿qué me cuentas?
Cuando salíamos de serenatas, con nuestras guitarras, al poco teníamos a nuestro alrededor más de cien personas, a la gente estas salidas le agradaban mucho.

Debes acordarte de muchos músicos de aquellos años.

De muchísimos, desde el Padre Petrus hasta Miguel Carreras, Rotger, o Juanito Tudurí, y otros muchos y todos muy buenos.

En el Palau Oliver se instaló una academia musical, ¿estuviste en ello?
Sí, como profesor de guitarra y fue en dicha academia en donde conocí a mi esposa (Margarita Pons Cardona) que se matriculó como alumna; ella toca la bandolina, y hemos compartido muchos trabajos, lógicamente los que hacen referencia a las rondallas.

¿Como el viaje a Argel?

Efectivamente, con el Grupo Folclórico nos desplazamos a Argelia en donde estuvimos durante una semana, actuando en diversos teatros de Argel. Fue un viaje muy bonito del que guardamos un muy buen recuerdo.

O el de la Fiesta de la Vendimia.

En Francia, en Dijon, nos reunimos 50 grupos folklóricos de todo el mundo, fue una fiesta maravillosa; nuestro grupo estaba integrado por cuarenta personas y Pito Costa, con Esteban Meliá, era el coordinador.

También trabajasteis con el Padre Petrus.
Sí, acompañábamos al grupo "Illes D'or", incluso grabamos varios discos, uno de ellos, el "Menorca" bajo su dirección en el que interpretamos varios temas populares, desde "Un seyor damunt un ruc", hasta "Roseret de roses blanques". Además durante el verano actuábamos en el campo de deportes del Freginal casi semanalmente, porque él, el Padre Petrus cada semana organizaba un festival de música.

¿Qué pasó el día en que interpretasteis una sardana?

Que todos cuantos estaban allí terminaron bailándola en medio de la pista. Del Pater, como le llamaba mucha gente cabe decir que "va fer molta feina", especialmente para la juventud mahonesa.

De tu constante 'hacer música', como ya he dicho hay un capítulo que musicaste en Ferreries ¿lo comentamos?
Como quieras. En Ferreries monté una fábrica de confección de jerseys de lana, teníamos dos tiendas en Mahón, otra en Es Mercadal y otra en Ferreries y cuando comía allí se organizaba una tertulia muy agradable, uno de los asiduos era el pintor ciutadallenç Pepe Torrent y en cierta ocasión hablamos de la necesidad de que el pueblo contase con una banda de música y …

Se hizo camino. En "150 anys de Banda a Ferreries" (1861-2011), leo: "van passar uns anys sensa banda … hasta que un grupo de personas creyó en la posibilidad de "resucitarla". "En aquest grup, entre altres, hi havia l'antic director Antoni Camps Fullana, el músic maonès José Tortosa Bagur…"

Así sucedió. Compramos los instrumentos en Valencia y empezamos a ensayar, hasta que el día 16 de agosto de 1975 la nueva banda debutó en es Pla de l'Església. Antonio Camps y yo mismo nos turnamos para dirigirla. El debut nos produjo una enorme satisfacción y desde esta fecha hasta el año 1979 fui el director de dicha banda.

Tus dos hijos han heredado tu afición, diré cariño, por la música.

Así es, el mayor tenía un oído especial para la música clásica y empezó en ello. Sus comienzos en Barcelona fueron muy prometedores, incluso hizo una gira con Miguel Ríos pero cambió de rumbo y se integró plenamente en el mundo de la electrónica con todo lo que ello representa… Javier el pequeño, es profesor de piano en el Conservatorio de Maó, lo que representa que la música les atrae casi tanto como a mí.

¿Y tus nietas?
Una estudia piano y la otra no acaba de definirse pero también son adictas a la música.
Sé que tuviste una amistad muy especial con Frank Mhelo; un músico viola extranjero de primer nivel que vino a retirarse a Menorca, concretamente en Son Vitamina.

Efectivamente, le conocí y congeniamos, junto con él, Guasteví, Calafat y Damiá des Sevilla (Damiá Borras) interpretamos un quinteto de J. S. Bach en el Teatro Principal que tuvo un gran éxito, y en dicho concierto yo toqué la guitarra.

Tus preferencias musicales son diversas, pero concretando en el mundo de la guitarra, ¿Quiénes son tus ídolos?
Andrés Segovia fue extraordinario pero yo por Francisco Tárrega o por Emilio Pujol, uno de sus discípulos. De aquí a José Félix, un gran guitarrista y una persona excepcional.
Una vida como la tuya proporciona muchos recuerdos.

Muchísimos y puedes calibrar los cambios que se van produciendo. Antaño, en las fiestas de los pueblos, la gente iba trajeada, arreglada, no como ahora; recuerdo que en unas fiestas de Gràcia, tendría 14 o 15 años, estrené una americana blanca, imagínate si un chaval la estrenase ahora, de miedo…

De mi álbum de recuerdos hay uno que mantengo vivo, la visita a Menorca de Alcalá Zamora; posiblemente seré uno de los pocos que lo recuerden.

También guardas un inolvidable recuerdo de cuando te dedicaste a la enseñanza para la "gent gran".

Efectivamente, cuando ellos van comprobando que sus manos todavía tienen la suficiente agilidad para tocar la guitarra se sienten tan felices que con su mirada demuestran su alegría y gratitud, es algo que no tiene precio.

Vamos hacia el cierre y llega una pregunta obligada ¿qué le pides a la vida?
Poder grabar el disco que tengo en mente, no es una obsesión pero sí un deseo.
Para recopilar en él, y con la guitarra, toda una vida en la que la música ha sido su máximo exponente.