Es grau. Cruz Roja vigila esta temporada los dos arenales de Maó así como el de Santa Galdana - Javier

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Cruz Roja ha perdido en cuatro años la gestión del servicio de salvamento y socorrismo en seis playas de la Isla. La entidad social está perdiendo terreno en la vigilancia del espejo de agua menorquín y actualmente solo ofrece el servicio en Santa Galdana (Ferreries), Sa Mesquida y Es Grau (Maó).

Así es como la institución humanitaria ha dejado de ofrecer, en los últimos años, el servicio en los arenales de Son Bou y Cala en Porter (Alaior), en los de Son Parc y Arenal d'en Castell (Es Mercadal) y en las playas de Punta Prima y Binibèquer (Sant Lluís). Estas últimas son las que la entidad ha perdido este año.

Esta tendencia a la baja, que deja a la entidad con la gestión de tres arenales frente a los nueve que ha llegado a gestionar, no es exclusiva de la Isla sino que se está produciendo en todo el Archipiélago, según señala la directora autonómica de Socorros y Emergencias de Cruz Roja, Victoria Avellà, aunque esta temporada "la situación se ha acentuado".

Los motivos que justifican esta menor presencia en los arenales de la Isla son básicamente económicos. La directora de Socorros y Emergencias de la entidad señala que la crítica situación económica en las arcas municipales ha provocado unas licitaciones a la baja. Según apunta Avellà, en algunos municipios Cruz Roja ni siquiera se ha presentado al concurso porque "el importe de la licitación no cubre ni los gastos salariales de los profesionales".

En este sentido, explica que Cruz Roja se rige por el convenio colectivo (actualmente en negociación) del personal laboral de la entidad, por lo que los salarios de los socorristas vienen determinados por este pacto laboral. Teniendo en cuenta que el sector de salvamento de playas no cuenta con convenios sectoriales, las empresas que ofrecen estos servicios pueden presentar reducciones sobre la oferta inicial del Ayuntamiento.

"Llama la atención la rebaja económica que llegan a presentar las empresas o los ayuntamientos", señala y añade que "es difícil con estas dotaciones económicas ofrecer garantías salariales y asumir el coste del material que se exige en el pliego de condiciones", lamenta Avellà.

En este sentido, precisa que la oferta económica de la propuesta supone tan elevado porcentaje que, ni tan solo con una excelente puntuación en la parte técnica y asistencial es posible neutralizar la oferta económica de las otras empresas.

"Cruz Roja ha hecho esfuerzos para rebajar los costes sin que ello suponga un perjuicio en la calidad del servicio, una decisión que en la mayoría de los casos ha sido inviable", asevera Victoria Avellà.

Además, señala que muchas entidades locales han optado por convocar concursos públicos y eliminar los convenios de colaboración que se rubricaban entre el Ayuntamiento y Cruz Roja, lo que, sin duda alguna, ha jugado completamente en contra de la entidad social.

Este hecho ha generado en la Isla la irrupción de empresas foráneas como es el caso de la mallorquina Marsave que gestiona gran parte de la lámina de agua de la Isla. La última adjudicación a esta empresa ha sido el servicio de socorrismo de Sant Lluís. En el caso de Ciutadella, el servicio ha sido adjudicado a la empresa catalana Proactiva.

Sin relevancia económica

Victoria Avellà resalta que la pérdida de la gestión "no tiene una relevancia económica" para Cruz Roja puesto que "son servicios que no otorgan margen de beneficio". No obstante, el quebranto sí que se percibe en lo que se refiere a la presencia de la entidad en el litoral, que ofrecía "un concepto asistencial y de servicios muy diferente a la mera vigilancia".

En palabras de la directora del servicio, "desde Cruz Roja entendemos la playa como una prolongación de la ciudad en su tiempo de ocio", de ahí que se desarrollen programas de sensibilización, campañas ambientales y de difusión de la prevención, entre otros aspectos. A su vez, un contrato de vigilancia de playas supone la adquisición de material que puede ser utilizado también fuera de este ámbito y "ante un caso excepcional de emergencia".

Además, esta pérdida de terreno genera una necesaria "reubicación de los recursos que a largo plazo podría derivar en una reducción de la estructura de la entidad". No obstante, Avellà incide en los comentarios de las entidades locales que "han manifestado su satisfacción con la labor desarrollada en sus playas".

El contrato rubricado por Cruz Roja para la gestión del servicio de salvamento en las dos playas de Maó -Es Grau y Sa Mesquida- concluye este año, lo que genera una nueva incógnita de cara al próximo verano. Desde Cruz Roja indican que "lucharemos para no perder otros dos contratos".

Victoria Avellà augura una "normalización" de la tendencia que está padeciendo la entidad social ya sea en un equilibrio salarial en el mercado laboral como en una mejora de las condiciones estipuladas por los ayuntamientos.

Cruz Roja cuenta esta temporada con unos 14 socorristas en plantilla, lo que supone diariamente diez vigilantes en activo.