GÓMEZ-VIZCAÍNO. Está encantada de haber tenido la oportunidad de conocer a fondo Chicago, una ciudad de la que afirma estar "enamorada" - C.S.V

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Tan solo tenía cinco años cuando su familia abandonó Menorca por motivos profesionales pero lleva la Isla en su corazón. Cristina Gómez-Vizcaíno Sánchez-Rodrigo (Maó, 1992) continúa manteniendo el contacto con Menorca, donde todavía reside gran parte de su familia materna.

Sin embargo, este verano no tendrá oportunidad de disfrutar de sus vacaciones estivales en la Isla puesto que desde el pasado mes de septiembre reside en Chicago, donde trabaja como au-pair.

Gómez-Vizcaíno decidió aparcar la universidad para irse al extranjero y convertir en realidad uno de sus sueños. Siempre tuvo claro que su destino sería Estados Unidos y, finalmente, aterrizó en Chicago, también conocida como "la segunda ciudad".

La joven menorquina vive con unos padres de acogida y se encarga de cuidar al pequeño Pierce, al que adora. Su aventura americana se prolongará hasta septiembre, momento en que volverá a España para iniciar sus estudios universitarios.

Era muy pequeña cuando dejó la Isla ¿dónde se instaló su familia?
Nos fuimos a Tenerife, donde estuvimos viviendo otros cuatro años. Mi padre es militar y por ese motivo tuvimos que marcharnos de Menorca en el año 1996. Él es de Cartagena (Murcia) y, aunque mi madre nació en Barcelona, vivió siempre en Menorca, donde todavía reside toda mi familia materna. Posteriormente, en el año 2000 nos mudamos a Cartagena y allí estamos todavía.

Pero no ha perdido el contacto con Menorca a lo largo de todos estos años...
No. Todos los veranos visitamos la Isla para ver a la familia. En Menorca tengo una prima que tiene más o menos mi edad y siempre que estoy allí voy con ella y sus amigas. De todos modos, he de decir que me considero muy menorquina, aunque ya no viva de forma definitiva en la Isla.

¿Visitará la Isla este verano?
No. Estaré en Chicago hasta el próximo mes de septiembre.

¿Qué hace allí?
Trabajo como au-pair. Al acabar segundo de Bachillerato decidí marcharme durante un año al extranjero antes de empezar la universidad. Como desde siempre me ha encantado el inglés y los niños, pensé que sería una buena idea compaginar las dos cosas.

¿Sus padres la apoyaron?
La verdad es que no mucho. Querían que siguiera estudiando y que, si me apetecía, me marchara al extranjero cuando acabase la universidad. Pero yo no podía esperar, había sido mi sueño desde siempre. Estaba muy ilusionada con la idea de marcharme y no lo quise dejar para más adelante, así que al final accedieron. Busqué una agencia de au-pairs y ellos se encargaron de todo. Me buscaron una familia y me sufragaron el billete de ida y vuelta a Chicago, además de cubrir también mi seguro médico.

¿Cuáles son los requisitos para ser au-pair?
Es necesario tener más de 18 años, contar con un nivel de inglés más o menos aceptable y tener experiencia cuidando niños. Posteriormente rellenas una inscripción que la agencia envía a las familias interesadas y ellos contactan contigo si creen que te adaptas a sus necesidades.

Y la familia que la escogió vivía en Chicago...
Sí. Yo tenía claro que quería irme a Estados Unidos. Tenía que elegir entre Estados Unidos o Inglaterra y no tardé ni un segundo en decidirme. Siempre me ha gustado mucho el acento americano y, además, viajar al Reino Unido resulta más accesible que cruzar el Atlántico. ¡Era una oportunidad que no podía dejar escapar!

¿Cómo recuerda su llegada a la ciudad?

Aterricé sobre las dos de la madrugada y estaba muerta de sueño por el cambio horario. Mi madre de acogida o "host mom" estaba esperándome en el aeropuerto. Yo estaba muy nerviosa, pero al mismo tiempo muy contenta. ¡No podía creerme que por fin estaba en Chicago! Llegamos a su casa, que es grande y preciosa, y allí estaba esperando el padre.
Me ayudaron con las maletas y me enseñaron mi nueva habitación. La verdad es que se portaron muy bien conmigo y parecían muy contentos y emocionados de tenerme allí. He de decir que he tenido mucha suerte de poder estar con esta familia, son como unos segundos padres para mí.

¿Se adaptó con rapidez?
He de reconocer que los primeros días fueron un poco duros, básicamente porque estaba muy cansada por el viaje. La madre me puso un horario y me enseñó todo lo que tenía que hacer. También tuve que aprender a poner la lavadora, la secadora y el lavavajillas y a usar la aspiradora. Además costó bastante adaptarme al frío, este invierno hemos llegado a estar a 19 grados bajo cero. Yo vengo de una ciudad en la que no suelen bajar mucho las temperaturas en invierno y, por tanto, para mi fue un cambio muy brusco. Tampoco me gusta mucho la comida de aquí y muchas veces le pido a mi madre que me mande paquetes con productos que no encuentro en Chicago.

¿Sabía hablar inglés con fluidez?
Sí. Antes de llegar a Estados Unidos ya dominaba más o menos el idioma y podía mantener una conversación perfectamente en inglés. De todas maneras, hay que decir que no es lo mismo hablar inglés en España que ponerlo en práctica cuando llegas a un país de habla inglesa. Todo se complica, sobre todo a la hora de entender a tus interlocutores. No obstante, dos o tres meses después de aterrizar en Chicago ya comprendía el 70 por ciento de lo que me decían.

¿Dónde reside su familia de acogida?
En un suburbio o "neighborhood", como lo llaman aquí, llamado Downers Grove, que se encuentra a unos 30 minutos en coche del centro de Chicago. Es una zona preciosa, el típico barrio de casitas americanas con césped y arbolitos. A mí me encanta, es como en las películas. Todos los vecinos son muy agradables, siempre te saludan o te desean un buen día, aunque no los conozcas de nada. La verdad es que es un lugar muy tranquilo y bonito.

¿A cuántos niños cuida?
Solo tienen un precioso bebé que se llama Pierce. Cuando llegué tenía solo dos mesecitos. Estoy tanto tiempo con él que le he cogido muchísimo cariño y me va a dar mucha pena irme de aquí especialmente por él. ¡Lo tengo como a un hijo! Además, los padres me pidieron que le hablara en español porque quieren que aprenda el idioma y, según tengo entendido, tienen previsto acoger a más au-pairs españolas para que acabe dominando el castellano.

¿A qué hora empieza su jornada laboral?
Los padres son profesores y se levantan bastante temprano. Yo empiezo a trabajar normalmente alrededor de las 6.30 horas y estoy con el niño hasta las 15.30 horas. Son unas nueve horas diarias de lunes a viernes y los fines de semana los tengo libres. Mi trabajo consiste en vestir a Pierce, darle de comer, jugar con él, llevarlo a la biblioteca o al parque y, sobre todo, me harto de cambiar pañales. Por otra parte, aquí tengo una habitación individual, dos semanas de vacaciones pagadas y un "sueldo" de 200 dólares semanales.

¿Qué hace en su tiempo libre?
Quedo con una amiga para ir al cine o a pasear o voy de compras a algún centro comercial. A veces también cojo el tren hasta el centro de Chicago y paso el día allí. La verdad es que no me resultó fácil hacer amigos aquí porque, al trabajar en casa, no tenía oportunidad de conocer gente.

Pero lo consiguió...
Sí. Una de las condiciones de mi visado me obliga a sacarme seis créditos en una universidad de la asignatura que más me apetezca. Fue en clase donde conocí a la que hoy es mi mejor amiga americana.

¿Cuándo tiene previsto volver a España?
En septiembre. De momento estoy muy a gusto aquí y, si pudiera, me quedaría más tiempo. Echo de menos a mi familia y a mi novio pero todos han venido a verme a Chicago. Además, el hecho de vivir aquí durante un año también me ha dado la oportunidad de viajar a otras ciudades de Estados Unidos. La verdad es que Chicago me encanta, estoy enamoradísima de la ciudad y me encanta vivir aquí. Es una ciudad que tiene de todo, no le falta de nada.

¿Ha decidido ya qué va a estudiar cuando regrese?

Todavía no, aún tengo muchas cosas en la cabeza. Espero pensarlo con más tranquilidad este verano.


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