Fiesta. Los participantes se reunieron a partir de las nueve de la noche en la Plaça Pere Camps para compartir mesa y mantel - Cris

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La fiesta ya se respira en Es Mercadal. Tras el pregón del pasado 29 de junio y el multitudinario encuentro de vecinos de ayer noche en la Plaça Pare Camps, el pueblo ya calienta motores para lo que se avecina este fin de semana. El Sopar de Veïns se convirtió una vez más, y con este año ya van 13 ediciones, en un multitudinario acto al que se calcula asistieron unas 1.100 personas que compartieron mesa y mantel.

Allí dieron buena cuenta de un variado menú, en el que no faltaron muchos platos típicos menorquines, como las berenjenas rellenas, quesos, embutidos y demás manjares. La bebida, sangría para todos, corrió a cargo del Ayuntamiento, que también aportó, como cada año, el postre.

En esta ocasión, tal y como explica el concejal de Fiestas, Luis Arjona, la crisis obligó a modificar el menú de ediciones anteriores; así, el tradicional brazo de gitano dejó protagonismo en este caso a un dulce típico del municipio, los palos de crema. Según Arjona, el gasto de la fiesta de este año se ha reducido aproximadamente en un 50 por ciento.

De rematar la fiesta, que se prolongó hasta pasada la media noche, se encargó el grupo Reynés, que con su música amenizó la velada. Mientras tanto, los asistentes disfrutaron de una espléndida noche de verano. Como la familia Carreras, que logró sentar a su mesa a 21 de sus miembros, que a los postres dieron buena cuenta de una sandía que pesaba ni más ni menos que 13 kilos.

La fiesta tiene cada vez más gancho para los foráneos. Oliver Cook, un joven de origen inglés pero residente en el municipio desde hace siete años, acudió a la cita acompañado de su familia y varios amigos británicos a los que mostró "la verdadera esencia de las fiestas de pueblo".