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Si la parte "mecánica", la de convertir en música las notas escritas sobre un pentagrama, es ya de por si difícil, la verdadera dificultad radica en saber captar el "alma" del compositor y transmitir sus sentimientos que, en la mayoría de las ocasiones son variados, y con múltiples "tonalidades" que pueden ir desde el "azul claro", al "rojo intenso"

Kiev Portella Pons, uno de nuestros pianistas más destacados, nos acerca un poco más al mundo mágico de la música que para mí es arte, pasión, sentimiento, incluso "color", porque el "alma humana" es maravillosamente variopinta.

Me imagino que naciste aquí, en Maó, ¿cierto?
Del todo, como también lo es el que vivo en pareja, "amb na Roser", y que mis primeros vivencias escolares las tuve en "Sa Graduada", de donde pasé al "Mateu Fontirroig" y de ahí al Instituto Joan Ramis i Ramis.

Curriculum escolar aparte, ¿cuándo iniciaste tu aprendizaje musical?
Alterné la etapa de EGB con la música, ya que comencé en dicha disciplina artística a los once años; estudiaba en el Conservatorio, y una vez por semana me desplazaba a Palma para asistir a clase de piano; en Maó, en el Conservatorio obtuve el título de nivel medio y en el Conservatorio del Liceu de Barcelona, el de grado superior y el de cámara; posteriormente hice un curso de posgraduado en la Universidad de Alcalá de Henares.

Y actualmente ejerces …
Además de los conciertos, ejerzo de profesor en el Conservatorio de la Diputación de Tarragona como pianista acompañante; anteriormente, y en lo que cabe señalar como mi primer trabajo profesional, estuve de profesor en el Conservatorio de Manresa del que pasé a mi actual destino.

Como pianista, ¿dónde debutaste?
En Cura, Mallorca, solo llevaba cuatro años estudiando, fue mi primer "concertet", luego actué en el festival de verano de Felanitx, éste ya fue un concierto en regla y me proporcionó una gran experiencia.

Y aquí, en Maó, ¿cuándo y donde?
Creo que fue en el 91, en la Sala de Cultura de Sa Nostra, en S'Arraval, concierto organizado por Joventuts Musicals. También actué con la Orquesta del Conservatorio, con Antonio Pons de director de la misma.

¿Recuerdas la reapertura del Teatre Principal?
Sí, es un acontecimiento que nunca olvidaré; en la inauguración del coliseo Joan Pons nos ofreció una fabulosa interpretación de "Falstaff", la ópera de Verdi, todo un buen presagio de lo que sería la programación del "any inaugural".

Viví de cerca aquel acontecimiento y creo recordar que tú eras uno de los nominados para el concierto inaugural.
Lo era, pero lo hablamos con Isabel Riera, la teniente de alcalde de Cultura y compañera tuya de Consistorio, y convenimos que Ramón Coll Huguet era el más indicado para el concierto inaugural y así se hizo.

Precisamente el 1 de diciembre…
Con la Orquesta Sinfónica de Baleares, Ciutat de Palma, dirigida por Salvador Brotons, con acompañamiento de piano de Ramón Coll, que en la segunda parte ofrecieron el concierto para piano y orquesta, núm. 1 de Johannes Brahms.

Posteriormente protagonizaste, en solitario, "La inmortalitat de la màgia del piano".
Sí, en un concierto en el que interpreté a Franz Liszt, varias piezas de Chopin, entre ellas "Tristeza de amor", y dediqué toda la segunda parte a Mussorgsky; un concierto que perdurará siempre en mi mente.

Y en tú corazón… Recuerdo que fuiste tú quien eligió el piano.
Sí, un "Stenway & Sons", un piano magnífico en consonancia con nuestro teatro.

Ramón Coll, entrañable amigo, ha sido para ti un "consejero" excepcional.
Más que esto; desde el primer momento me fue dirigiendo indicándome aquellos compositores que debía interpretar, luego en el Liceu lo tuve como profesor, pero por encima de todo ello está su calidad humana, que es insuperable; Ramón Coll y su familia me acogieron en su casa y me hicieron sentir como uno más del "grupo".

Es una persona un tanto tímida pero que sabe darse… ¿A qué otros profesores recuerdas?
A Emilio Muriscot, que lo tuve en mis escapadas a Palma, a Antonia Mus, del Conservatorio de Maó, y a Josep Colom, de mi posgraduado en Alcalá de Henares…

Y por su puesto a Ramón Coll del que comparto tus palabras.

Demos un paso atrás y recordemos tu etapa de estudiante. ¿Te resultaba complicado alternar los estudios reglados con la practica del piano?
En los estudios nunca llegué a sobresalir, era un alumno corriente, lo que me interesaba era la música y en este sentido la "vida iba por delante…". En cuanto a las horas que dedicaba a practicar debo decirte que en los fines de semana extremaba mi preparación, cada sábado dedicaba unas cuatro horas al piano y tres horas los domingos.

Dices que siempre has primado la…
Calidad sobre la cantidad; me explicaré, no todo consiste en dedicar más o menos tiempo a practicar sino que el tiempo que dediques a ello estés por lo que haces, concentrado al máximo.

Y en la etapa final, ¿muchas horas?
Unas cinco diarias, lo mismo, más o menos que cuando estoy preparando un concierto.

Pero a veces hay que …
Bailar al son de la música que tocan; en cierta ocasión Salvador Brotons me llamó para un concierto, de Franz Lizst, con tan solo cinco semanas de antelación, y tuve que prepararlo apresuradamente, porque además se daba la circunstancia de que con anterioridad tenía programado un concierto en Madrid, de piano y orquesta y debía estar al cien por cien.

Al preparar un concierto, ¿eliges tú los temas y autores que vas a interpretar?
Preferentemente sí, porque tengo una idea de lo que la gente, el auditorio, quiere escuchar, y, como cualquier otro concertista, me debo a ese público.

Me imagino que tendrás a tus compositores favoritos, ¿los tienes?
Claro; Chopin, Rachnaninov, Lizst, Chailovski, Mussorgsky para nombrar algunos de ellos que son con los que me siento más identificado, más cercanos a mí y a mi tiempo… Bach o Mozart, pondré como ejemplo, quedan algo más lejos y entiendo que la gente se identifique más a los primeros que te he citado que con los segundos, sin desmerecer para nada su extraordinaria calidad musical.

¿Te involucras en cada actuación?
Sí, porque es lo mínimo que yo puede ofrecer; por ello en cada actuación intento trasmitir toda la "gama de colores" y timbres que cada obra presenta; en ocasiones con más suavidad en otras más "forte"; en realidad resulta más complicado el explicarlo que el sentirlo, pero es imprescindible que el interprete "viva" intensamente cada momento de la pieza para trasmitir el "mensaje" del compositor.

Interpreto, por cuanto me dices, que es una relación de amor…
Efectivamente, al menos este es mi punto de vista; una relación de amor entre el autor y el intérprete, de la que sale la pureza de la obra escrita y que al propio tiempo te permite aportar tus vivencias, convirtiendo la pieza que interpretas en un diálogo entre tú y el instrumento, en mi caso el piano, incluso un diálogo contigo mismo, sublime, sincero, real.

Conoces la teoría de las tres "B", Bach, Beethoven y Brahms; a este último, a mi modo de ver, no se le ha dado la importancia que tiene. ¿Es así?
Solo en parte y posiblemente se deba a que su música es muy densa y de una gran dificultad interpretativa y al afirmar dicha extremo no pienso solo en la parte pianística de su obra sino en toda la orquesta; en cierta ocasión interpreté el Concierto para piano nº 2, de Johannes Brahms, uno de los cuatro conciertos más difíciles, para Ramón Coll el más complicado de todos; en realidad es una obra fantástica, extraordinaria y durante su interpretación sentí algo tan especial, disfrute tanto que me es difícil el convertir en palabras aquella vivencia.

Intuyo que disfrutas de tu oficio, ¿es así?
Sí, y quiero disfrutar de todo cuanto hago y de lo que tengo; me conformo con ello sobre todo porque interpreto que si yo disfruto ellos, quienes acuden a mis conciertos, mi público, también disfrutan; apreciación ésta que no tiene precio.

¿Has pensado alguna vez en cambiar el piano por otro instrumento?
Nunca, lo que me seduce es convertirme en director de orquesta, es algo que tengo idealizado en mi mente e incluso te diré que los hay, de entre quienes me conocen, que me animan a que dé este paso e incluso dicen que por mi forma de ser no sería un mal director.

¿Proyectos inmediatos?
En agosto ninguno, debo descansar; para después del verano tengo varios recitales programados en Barcelona y un trabajo especial; algo de lo que solo hemos hablado pero sin tenerlo todavía apalabrado, se trata de doblar a Ejilah Woob, uno de los personajes de "El Señor de los Anillos", en una película, "El gran piano", que él protagonizará, película que se rodará en Chicago y que quieren que yo le doble dada mi condición de pianista y, según dicen, al tener un cierto parecido con dicho actor.

Alguna vez, ¿te has arrepentido de hacer escogido el oficio que elegiste?
Nunca, creo realmente que fue una elección acertada, porque "és lo meu", y en esta profesión me siento realizado; la agilidad mental que me proporciona ante la vida y la tranquilidad que me proporciona, me demuestran que acerté, como también he acertado en el sentirme a gusto con mi gente, todo lo cual se traduce en un "idílico concierto" contigo mismo y con los demás.

¿Aceptas el calificativo de "apasionado"?
Sí, porque en realidad lo soy; en mis conciertos siempre intento ser transmisor del "mensaje" que el compositor intentó plasmar a través de las notas, porque quiero llegar a su "alma", y a las vivencias que quiso relatarnos.

La "otra" música, ¿te atrae?
Para mí solo hay dos clases de música, la buena y la mala; la música, no clásica, puede ser y en realidad mucha de ella lo es, tan buena como la que yo interpreto, para mí la música de The Beatles, Michael Jackson, Madonna, Paul McCartney o los Rolling Stones, es tan importante como puede serlo cualquier otra; si ha perdurado es por algo, sin duda por su calidad, en España el fenómeno de Mecano y algún otro, también demuestra esta realidad, lo de la música buena y la música mala, sin otros adjetivos.

Hemos hablado de Joan Pons, de su extraordinario "Falstaff" en la inauguración del Teatre Principal. ¿Te ha sorprendido el anuncio de su retirada?
No y le felicito; Joan Pons se ha retirado de la escena operística en el mejor momento de su vida; la ópera, para un artista de su nivel es muy exigente y él ya lleva muchos años en este oficio y ha elegido, acertadamente, dedicarse a su familia, a sus amigos y a sus cosas; por lo demás seguiremos disfrutando de su voz en conciertos y actuaciones esporádicas; Joan Pons se merece un "retiro dorado" y la tranquilidad que el trasiego de una intensa vida artística como la suya, no suele proporcionar.

En la lista municipal del PSOE de 1995, para el Ayuntamiento de Maó, lista que encabezaba Arturo Bagur, tú y yo aparecíamos como una de las novedades de la misma. ¿Te sigue interesando la política?
La sociedad precisa de estabilidad y de orden, y la política nos ayuda a mantener ambas cosas; en la cita que señalas figuré en la lista para dar apoyo a un equipo y a una filosofía política acorde con mi forma de ser y pensar; además era muy joven y quise involucrarme en un proyecto que consideraba atractivo y altamente positivo para Maó.

Actualmente, ¿qué le falta a la cosa pública?
Muchas cosas, pero yo diría que diálogo entre todas las fuerzas políticas y concretamente entre el PP y la oposición.

El "pulso" político y social, según tú, ¿cuál es?
En estos momentos yo lo definiría como un pulso de "locos", en ocasiones intento situarme al margen porque es tan complicado y complejo que no sabes hacia dónde ir; situación ésta que yo, modestamente predije hace cinco años, porque no podíamos seguir dilapidando no solo lo que teníamos sino también lo que imaginábamos tener.

Nos faltó visión de futuro.
Efectivamente y algunas cosas más como austeridad; el ser humano no necesita estar rodeado de tantas comodidades, ni de poseer en exceso, hay que profundizar en la vertiente social y moral en cada una de nuestras acciones y convencernos de que la cultura, la educación y la sanidad son imprescindibles, que su mantenimiento es algo que no podemos perder.

Ni los servicios sociales.
Desde luego que no porque completan el "envoltorio" de un estado social, y éticamente concebido.

Menorca, ¿cómo has captado la realidad de éste momento?
He notado a la población menorquina un tanto temerosa, incluso con miedo y muy preocupada, puede que ello se deba a que la información sea tan confusa que la haga incomprensible para el ciudadano medio, que aquí en Menorca vive más vinculado con el entorno natural y ahora teme las consecuencias que puedan derivarse de una dependencia casi exclusiva del turismo.

¿Falta autocrítica?
Mucha, sobre todo cuando ha habido una excesiva avaricia; la autocrítica te ayuda a crecer y ha replantearte muchas cosas, como el vivir con otro enfoque, apostando por el compartir porque el preocuparse solo del "yo" conduce a la autodestrucción; para mí la reflexión y el análisis son siempre necesarios para poder rectificar y volver a empezar.

Me dices que Alemania, concretamente Berlín, es en donde has sentido más intensamente el influyo y la presencia de la cultura.
Así es, el buen gusto, el amor por la música clásica, sin rechazar otras formas, es tan palpable como el hecho de que en las estaciones del metro te proporcionen propaganda de los conciertos y demás actos culturales que se están llevando a cabo; para ellos, para los alemanes la Cultura es primordial, como también lo es para otros países.

Interpreto que para ti la música es un manantial de vida.
De vida, de belleza, de solidaridad y de tantas otras cosas que me permite afrontar el futuro con un relativo optimismo porque a través de ella sigo creyendo en el hombre y en su capacidad de crear un mundo mejor.

Sin haber traspasado todavía la línea de los 40 años, ¿qué le pides a la vida?
Salud para poder seguir viviendo saboreando las pequeñas cosas de cada día con mi gente, con mis amigos, con toda la Humanidad, porque la felicidad está en el compartir.

A pesar de sus éxitos y de un futuro prometedor que se le abre, Kiev Portella Pons sigue siendo aquel chaval que quiso ser pianista, porque en la música se sentía realizado y capaz de darse con una sonrisa que emana felicidad.