Votación. La Asociación de Vecinos instaló una mesa en la entrada del supermercado donde los residentes pudieron formalizar su voto - Javier

TW
0

Los vecinos de Trebalúger lo tienen claro. No quieren cambios, ni modificaciones, ni nada que afecte a su tranquilidad. Y así quedó más que demostrado en el referéndum celebrado ayer sobre la modificación de los planes urbanísticos de Es Castell y Sant Lluís para acelerar los trámites relativos a la construcción de un nuevo vial.

"Quien viene a vivir a este caserío lo hace por su tranquilidad y ya sabes que las calles son estrechas y que la circulación no es fluida pero un vial nuevo unidireccional conllevará mayor velocidad y pérdida de tranquilidad. No obstante el problema de la fluidez viaria existe". Así se postulaba Ángeles Ramos, un sentir que fue compartido por una gran mayoría. Y es que de los votantes, 142 de las aproximadamente 300 que estaban llamadas a las urnas (una persona por vivienda), el 81,7 por ciento (116 familias) rechazó la propuesta mientras que el resto, 26 vecinos, apoyaron la autorización.

La votación que la Asociación de Vecinos proponía no era para decidir si los vecinos quieren o no un vial, que no depende de la entidad vecinal, sino de avanzarse a los acontecimientos y evitar retrasar el proceso. Y es que la entidad vecinal pedía autorización para solicitar a los dos ayuntamientos implicados una modificación de sus planes generales recalificando los terrenos, actualmente rústicos, por los que podría pasar el nuevo vial. Así, "si algún día el Consell decide abordar este nuevo acceso, ya tendríamos el terreno preparado y el proceso no se retrasaría aun más", explicaba ayer el presidente de la Asociación, Gerardo Pons.

El resultado decepcionó al presidente quien señalaba tras el recuento que "han prevalecido los intereses particulares por encima de los generales cuando la iniciativa pretendía cortar de raíz un problema viario muy grave que padece el núcleo". Por otra parte, se mostraba satisfecho con la participación de los residentes que ha rozado el 50 por ciento.

Pons tenía esperanzas de que los vecinos supieran valorar la mejora que supondría un primer avance del proyecto. Una sensación que fue menguando a medida que avanzaba la mañana. "Los comentarios que hacen los vecinos tienden a rechazar la propuesta", señalaba, y que se acabó de refrendar tras el recuento de votos.

Las opiniones

"A mi me afectaría mucho este nuevo vial, nuestra casa se encuentra en un 'cul de sac' y solo circula por la zona media docena de vehículos, con esta construcción todos los vecinos de Trebalúger circularían por delante de casa, por lo que la vivienda perdería valor y nosotros, calidad de vida", señalaba Laura Whittaker quien reside en el caserío desde hace medio año. Proponía como alternativa la rehabilitación del camino que une el Camí de Rafalet hasta Es Castell como una opción "más económica y menos agresiva".

Miguel Ángel Furones, quien tiene casa en el núcleo aunque vive en Madrid, consideraba que "hay otras prioridades, tenemos un problema de alcantarillado que prima sobre éste".

Marite Teissier, una francesa que veranea en esta zona, votó a favor de la propuesta porque "cuando hay un problema, nos quedamos bloqueados, es cuestión de seguridad".

Igual se posicionaba otra vecina quien lleva residiendo en el núcleo 32 años y cree que "es una prioridad". No obstante solicitaba enfadada una solución al acceso al caserío desde la carretera que une Es Castell con Sant Lluís.

Sobre ello, Gerardo Pons anunciaba que la cuantía para construir una rotonda "está incluida en los presupuestos del Consell", tal y como informó al colectivo el conseller Luis Alejandre, "y que cuando tengan financiación abordarán esta mejora viaria de inmediato".

El nuevo vial

La afluencia circulatoria que concentra Trebalúger puede rozar los 500 coches en temporada alta. La existencia de unas 300 viviendas supone una media de un millar de personas que residen en el caserío durante el verano.

El estudio de movilidad encargado por el Consell a una empresa externa indica que la red viaria del núcleo tiene una longitud total de cinco kilómetros y se articula a partir de dos caminos, Rafalet y Vell. La poca amplitud de los viales, que en algunos puntos no supera los cuatro metros, cuando la media se sitúa en 5,14 metros, conlleva una circulación problemática.

Además, la inexistencia de aceras segregadas crea situaciones de peligro e incomodidad. Es por ello que el estudio propone como solución un vial de unos 2.000 metros de longitud que bordea las parcelas de la zona urbana con una amplitud de 6,5 metros. Incluye un carril motorizado y una acera para ciclistas y viandantes.

El nuevo vial discurriría por el primer tramo del Camí Vell, y bordearía el parcelario hasta enlazar con el Camí de Rafalet. El nuevo vial sería de entrada mientras que el Camí de Rafalet de salida.