San Felipe. El disparo de un cañón del siglo XVIII es uno de los atractivos de la visita nocturna - Ignasi Canela

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En 1756 el Castillo de San Felipe, ubicado en la orilla sur del puerto de Maó, estaba considerado como uno de los mejores de Europa por su situación estratégica en el Mediterráneo. A pesar de sufrir hasta dos voladuras, la segunda entre 1802 y 1805 por orden de Carlos IV, en los últimos cinco años se ha convertido en todo un referente de la oferta cultural del verano que Menorca ofrece a propios y visitantes, que pueden permitirse el lujo de adentrarse en el 23 por ciento de todo el complejo que está habilitado en una visita que dura hora y media.

La visita nocturna al Castillo de San Felipe es un viaje al pasado del que se vuelve convencido de vivir una época, aunque con una seguridad que no existía antes. Si bien el recorrido, que se hace con las luces de antorchas y de los quinqués que lleva cada visitante, es espectacular por sí mismo, los figurantes uniformados, que actúan en ocho escenas, reproducen episodios reales de impacto, como el disparo de un cañón del siglo XVIII y de un mosquete, en algunos casos incluso estremecedores como la vivencia en el "dormitorio pestoso".

La visita se inicia, desde el año pasado, con la historia genealógica de la saga de los Sans que se ilustra con un audiovisual basado en 50 dibujos realizados por Jesús Méndez. El primer soldado que sirvió en el Castillo fue Cosme Sans en el año 1571, desde entonces, y hasta 1849, cada generación de los Sans estuvo implicada en los episodios históricos más importantes sufridos por el castillo como la Guerra de Sucesión Española, la reconquista de Menorca en 1782 por el duque de Crillón o la conquista francesa de 1756.

Otra de las novedades es el acto de homenaje internacional a los soldados fallecidos en el castillo desde su fundación, de 1554 hasta 1802, año del Tratado de Amiens. Soldados españoles, ingleses, franceses, pero también suizos y alemanes, entre otros.

El capitán del Ejército de Tierra y responsable del Museo Militar de Menorca, Francisco Javier Girona, fue quien impulsó el proyecto de las visitas al Castillo de Sant Felipe, un proyecto que si bien parecía en un principio un tanto imposible, recibió el apoyo de sus superiores y del Govern. Ha contado con el trabajo del equipo del Consorcio del Museo Militar de Menorca.

Aun sin terminar la actual temporada, que mantendrá las visitas nocturnas y también dos diurnas a la semana hasta finales de septiembre, Javier Girona ya tiene en mente las cuatro nuevas escenificaciones que se incluirán el año que viene en las visitas para intensificar más aún una experiencia que recomiendan todos los que la han vivido.