Arenales. Estos peces crecen en playas arenosas y son más numerosos este verano que el anterior - Archivo

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Son muchos los bañistas que este agosto se han visto sorprendidos por el comportamiento de los peces en distintas calas de Menorca, porque lejos de ser huidizos, como es habitual, se acercan a las personas y les propinan pequeños mordiscos. Una sensación molesta, como la de un leve pellizco, que no pasaría de ser una anécdota si no fuera porque este verano se están dando numerosos casos en playas de diferentes puntos del litoral insular.

En Arenal d'en Castell, La Vall, Binigaus, Sant Tomàs, Son Bou y en otras calas concurridas el relato es siempre el mismo: los peces mordisquean y se acercan sin miedo a las personas. "No es algo raro, son individuos en fase de reclutamiento, que han nacido este año, sobre todo en las calas arenosas, y este verano, excepcionalmente, han proliferado muchísimo, hay miles en cada cala", explicó ayer, Juan Moranta, biólogo y coordinador científico del equipo que trabaja en la Estación de Investigación Jaume Ferrer, gestionada por el Govern y el Instituto Español de Oceanografía (IEO).

Los peces en cuestión son pequeños sargos (Diplodus sargus), una especie muy común en el Mediterráneo, que pueden llegar a medir hasta 45 centímetros de longitud cuando habitan mar adentro y en aguas profundas, pero que no pasan de los 10 o 15 centímetros cuando están cerca de las playas.

Los sargos que se acercan a las piernas de los bañistas y proliferan a poca profundidad son normalmente pequeños, de entre 2,5 y 3 centímetros, señaló Moranta, y no se asustan porque han nacido entre abril y junio, han pasado de la fase de larva a convertirse en peces cuando ya hay gente en las playas, y se han acostumbrado a esa presencia humana.

"Es a partir de ese tamaño, entre 2 y 3 centímetros, cuando presentan ese comportamiento de picar, no es peligroso y es difícil saber por qué, son muchos e interactúan con el hombre, también pasa con otras especies", afirmó el experto.

En estudio

¿Son las altas temperaturas o la falta de alimento causas del atrevimiento de estos pequeños peces?

Ante esta pregunta el biólogo no se atrevió a realizar una afirmación rotunda, aunque tampoco puede descartarse, de hecho, una de las líneas de trabajo del equipo de la estación -situada en el puerto de Maó, en el recinto de La Mola-, es el estudio del reclutamiento de las especies del litoral menorquín.

"Hemos comenzado precisamente con el sargo, porque ha aumentado mucho en los últimos años, no sabemos si por un factor ambiental, como el aumento de la temperatura del agua, o porque se trata de un ciclo de esta especie", apuntó el biólogo, quien sin embargo resaltó que "el verano pasado su presencia era normal, este año es espectacular".

El seguimiento se ha realizado tanto en zonas de la costa norte (Mongofra, Cala Calderer y s'Enclusa) como en el sur de la Isla (Macarella, Cala en Turqueta y Es Talaier), y en todas ellas se ha detectado una gran presencia de estos peces, aunque los encuentros con los humanos se dan más en el litoral sur, a los que acuden también más bañistas y donde hay más calas arenosas. "Es una especie que comercialmente se explota y puede hacerse más, y que es apreciada también por los aficionados a la pesca", añadió.

Las tareas científicas de seguimiento de los sargos consisten en analizar su distribución en la costa, con la instalación de sensores de temperatura en las calas y de correntímetros, aparatos que miden la fuerza y la dirección de las corrientes marinas, y permiten conocer cómo se reparten los sargos en base a estos factores. La instalación de estos instrumentos se realiza en colaboración con el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados.

Una segunda línea de trabajo del equipo de la 'Jaume Ferrer' es analizar la población y distribución de otra especie, los peces tordo (Symphodus), propios de zonas de rocas y algas -a diferencia del sargo-, y que reclutan en épocas diferentes, unos en julio y otros en septiembre. "Realizamos estudios del hábitat preferente para su reclutamiento, según los diferentes tipos de algas y de vegetación existentes, y también la profundidad".

Por el momento los peces solo han pasado de escapar a acercarse a los bañistas, en ningún caso causando peligro sino más bien extrañeza.