Celebración. El numeroso grupo recorrió las principales calles del centro acompañado por la Banda de Música de Máo y la Colla de Geganters de Llucmaçanes - Javier

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La caída en picado de los termómetros y la lluvia intermitente que cayó sobre Maó durante la jornada de ayer pusieron en duda la celebración de los actos enmarcados en el programa de las fiestas de la Mare de Déu de Gràcia. Sin embargo, el cielo dio una tregua a media tarde. "Ha pasado exactamente lo mismo que el año pasado, hasta el último momento no hemos tenido claro si podríamos salir", explicaba el director del grupo folklórico Es Rebost, Rafel Saura, ataviado con el vestuario típico menorquín del siglo XVIII minutos antes del inicio de la tradicional romería.

Centenares de personas se concentraron en la Plaça Constitució a partir de las 17 horas. Muchos portaban los trajes tradicionales y el resto inmortalizaban el momento con sus cámaras fotográficas. Destacó especialmente la presencia de turistas que, algo despistados, preguntaban a los residentes sobre el motivo de la celebración.

Participación
"Se trata de uno de los primeros actos oficiales de las fiestas y, por tanto, aglutina a mucha gente", subrayó Saura, mientras de fondo se escuchaban las notas de "La bella Lola". Entre los presentes, la alcaldesa, Águeda Reynés, y la concejala de Cultura y Fiestas, Elisa Mus, participaron activamente en la celebración con vestidos tradicionales menorquines. Las acompañaba el conseller balear y concejal de Educación, Simón Gornés, quien prefirió quedarse en un segundo plano y no emular a sus compañeras.

La romería, organizada por Es Rebost y el Grupo de Cavallers de Maó, fue amenizada por segundo año consecutivo por la Banda de Música de Maó y contó también con los bailes de los gigantes Joan y Rita que, portados por la Colla de Geganters de Llucmaçanes, acompañaron a la comitiva hasta la ermita de la Mare de Déu de Gràcia.

El grupo inició su recorrido pasadas las 17.30 horas y, aunque la salida fue algo caótica debido a que muchos de los caballos participantes patinaron al estar la calzada todavía mojada, la romería discurrió con normalidad a lo largo de s'Arraval, Rovellada de Dalt, Ses Moreres, y Cós de Gràcia. A su paso, numerosos vecinos disfrutaban del espectáculo. Especialmente aclamadas fueron una niña y un pequeño perro montando un caballo y dos chicas jóvenes sobre otro equino, una de ellas disfrazada de hombre con bigote y enormes cejas.

Por segundo año consecutivo, la ofrenda floral a la virgen tuvo lugar en el exterior de la ermita de la Mare de Déu de Gràcia, donde el capellán del santuario, Mateo Seguí de Vidal, dio la bienvenida al nutrido grupo. Los bailes de los integrantes de Es Rebost pusieron fin a la celebración que, un año más, pudo desarrollarse a pesar de las inclemencias meteorológicas.