TW
0

El grupo francés Mare Terra parece dispuesto a llevar a cabo inversiones importantes en la Isla. Mientras su representante, Laurent Morel, está ultimando el proyecto de reforma de la casa señorial de Can Faustino, en Ciutadella, para transformarla en un hotel de ciudad, de forma paralela gestiona un ambicioso plan para levantar en Llucalari dos hoteles y 13 chalets de lujo.

El Consell, el Govern y el Ayuntamiento de Alaior conocen ya el detalle de este proyecto. Se trata de rehabilitar los pabellones de la antigua batería militar, incluso las dos grandes piezas de artillería, abandonadas desde hace casi dos décadas. La casa señorial de la finca se presenta como otro de los elementos atractivos del complejo residencial. La intención del grupo promotor es construir en estas dependencias un hotel de cinco estrellas y después levantar otro de nueva planta en un espacio próximo. Uno de los aspectos más destacados del proyecto es la distribución de grandes parcelas con trece chalets de lujo. El precio de estas residencias para ricos oscilaría entre los dos y tres millones de euros. La propuesta plantea la siembra de una zona de viña y una importante repoblación forestal.

Representantes de varias administraciones han reconocido que tienen conocimiento del proyecto, aunque han preferido no dar detalles porque no ha sido registrado y, por tanto, no se ha dado el primer paso administrativo. De todas formas, las primeras impresiones son muy positivas, porque se trata de un proyecto de diseño, con niveles altos de calidad en la construcción. Algún representante ha comentado que se trata de una "actuación sostenible".

Laurent Morel representa a inversores franceses con recursos para acometer un proyecto tan ambicioso. Uno de los principales se ha desplazado a Menorca en vuelo particular este verano para conocer la finca de LLucalari. Por su parte, Morel ha mantenido entrevistas con el presidente del Govern, José Ramón Bauzá; el presidente del Consell y el conseller de Ordenación del Territorio, Santiago Tadeo y Cristóbal Huguet, y con la alcaldesa de Alaior, Misericordia Sugrañes.

Para poder llevar a cabo el proyecto será necesario modificar las normas urbanísticas y el PTI.

De militar, a turístico

El Ministerio de Defensa expropió los terrenos que formaban parte de Sant Llorenç de Ponent en 1932 y el ministro Julián García Vargas firmó la desafección al fin público y su alineabilidad el 18 de enero de 1995. Las baterías de costa ocupaban una extensión de 150.171 metros cuadrados.

El 5 de agosto de 2005, el pleno del Ayuntamiento aprobó por unanimidad una moción presentada por Josep Portella, concejal de EM-IA, para solicitar al Consell, al Govern y al Ministerio de Medio Ambiente que se comprara la finca para ubicar un albergue juvenil. Tres años antes, en abril de 2002, ya se había producido una ocupación de las baterías militares por parte de un grupo de jóvenes, con una polémica que se ha reproducido en varias ocasiones. Las petición de Alaior no fue consideraba. La prueba más evidente de ello es que el 31 de octubre de 2005, el director de la Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos de Defensa reconocía el derecho de reversión de Llucalari a las sociedad Llucalari Hotel SL y Es Bancals SA, representadas por Luis Delclaux Muller y Peter Hudson, respectivamente. El 20 de noviembre, se hacía efectivo el traspaso ante notario, por un importe de 411.459 euros. El proceso de compra concluye el 21 de febrero de 2007, en que Llucalari Hotel SL se convierte en dueño de la totalidad de los terrenos.

Varias edificaciones
Llucalari cuenta con varias edificaciones interesantes. La más destacada es la casa señorial, de estilo autóctono, con una planta baja de 315 metros, con dos pisos de superficie similar, con sendas terrazas de 35 metros, y un sótano de 21 metros.

De la zona que tuvo uso militar la descripción de la finca se refiere a dos pabellones, de unos 250 metros cuadrados de planta, uno de ellos con un piso superior.

Otras construcciones son: unos establos de 133 metros; una ermita de 40 metros; almacenes para uso de cocina y biblioteca; una caseta de artificios y dos puntos de observación. Sin duda, lo más singular son las dos grandes piezas de artillería, dos cañones 38 1/45, con telémetros y puestos auxiliares. El proyecto presentado por el grupo francés contempla la restauración de estas piezas militares.

Algunos elementos no constaban en la descripción de la propiedad, por lo que se inscribió en el Registro una declaración de obra nueva, con un proyecto del arquitecto Antonio Vivó de Salort.

El proyecto del grupo Mare Terra todavía no se ha presentado oficialmente a la Administración.