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Uno de los cursos que se están impartiendo en la Escuela de Salud Pública de Menorca lleva por título "De la polimedicación a la deprescripción: La evolución necesaria en la Salud Pública del siglo XXI", a cargo de Antonio Villafaina y Enrique Gavilán, ambos del Área de Salud de Plasencia, en Extremadura.

El taller trata sobre el fenómeno de la polimedicación, es decir, el uso excesivo de medicamentos tanto en número como en calidad. En él se analiza el concepto, las causas que lo provocan, que trascienden a numerosos ámbitos; y sus consecuencias, así como los efectos adversos de la medicación, entre otros puntos.

Tal como explica Enrique Gavilán, en general, cuanto más mayor es una persona o más sola está, el uso de los fármacos aumenta. "La soledad siempre ha estado ligada al consumo de medicamentos, básicamente por la inseguridad del individuo. El desarrollo de la medicina y de la industria farmacéutica ha tenido una gran repercusión y lo vemos en las consultas a diario. Hay quien está tomando siete u ocho medicamentos, también hay confusiones... Suelen ser personas con problemas psicológicos o con poco apoyo familiar".

Precisamente para no confundir medicinas, Gavilán apuesta por la uniformidad en los envoltorios. "Con tanta variedad de marcas y los fármacos genéricos, hay personas que están ingiriendo la misma medicina por partida doble. El problema es que la industria farmacéutica no quiere perder su interés de marca. Se olvida que lo importante es que un medicamento se tome de manera segura, no el interés comercial".

Según Gavilán, el tema de las farmacias es complejo porque el negocio vive de la venta de medicinas aunque a veces el mensaje del farmacéutico no se corresponda con el del médico. "Cambiar esto es una asignatura pendiente y quizá ahora con la crisis, que también les afecta a las farmacias, sea el momento de plantearlo".

Respecto a la automedicación, Enrique Gavilán asegura que debería potenciarse siempre y cuando sea de forma responsable. "El problema viene cuando los medicamentos se utilizan como parte de la cultura del consumo, sin reflexión o asesoramiento profesional. Es una señal de que se va por el mal camino y vemos que hay fármacos que se están usando de manera inadecuada, sobre todo aquellos para enfermedades crónicas".