Incendios. La fascinación por las llamas y la destrucción que provocan es la base de este trastorno - Archivo

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¿Qué pasa por la mente de un pirómano? Esa es la pregunta que se hacen numerosos ciudadanos tras conocer que el detenido por provocar cuatro incendios en Menorca es el mismo que hizo arder este verano Mallorca, causando otros nueve fuegos forestales.

El pirómano obtiene satisfacción al provocar incendios y observar sus consecuencias; esa es la base de su trastorno. Se trata de un problema de control de impulsos y de una atracción irresistible por el fuego, por ello algunos trabajan en lugares donde éste forma parte de su labor.

Para el psiquiatra y médico forense Antonio Lage, estas personas sufren más "una monomanía que tiene que ver con la locura que con los trastornos de la personalidad". La curación es difícil, "muy complicada, se puede disminuir la sintomatología" y lograr la contención con terapia y fármacos, ya que se trata de "una enfermedad grave del orden de la psicosis".

Apartados los posibles móviles económicos, que diferenciarían a un incendiario de un pirómano, "yo soy gallego, y allí se han dado muchos fuegos por intereses ganaderos o para comprar madera más barata", apunta el médico, sólo queda como posible diagnóstico el trastorno mental "aunque hay que estudiar cada caso en particular".

Una locura que se alimenta del poder que otorga el fuego, la destrucción que puede ocasionar y la fascinación que genera en el ser humano. "Las llamas de un simple fuego de una chimenea atraen nuestra mirada, la conquista del fuego está en el inicio de la cultura, es uno de los cuatro elementos básicos y otorga un poder importante", apunta el psiquiatra, "no es nada disparatado compararlo con aquellos que cogen un arma y empiezan a disparar a otras personas, ese es el poderío que provoca", asegura.

Causa sorpresa en la sociedad que algunos pirómanos trabajen en servicios de prevención o de extinción de incendios, pero entra dentro de la lógica de la atracción que sienten por el fuego, que les lleva a desempeñar labores cerca del mismo.

El trastorno puede tardar años en manifestarse. "Una alteración mental puede estar equilibrada, ajustada de alguna manera, compensada dentro de una estructura psicótica y puede pasar desapercibida", señala el psiquiatra, hasta que distintos factores desencadenan la inestabilidad y la falta de control que les lleva a provocar un incendio.

Tres años de cárcel si se juzga como delito continuado

La legislación actual castiga a aquellos que provocan incendios con penas que van de uno a cinco años de cárcel, aunque la reforma del Código Penal que quiere llevar adelante el Gobierno prevé endurecerlas y aumentarlas hasta los seis años de prisión en el caso de fuegos forestales y nueve años si éstos afectan a espacios naturales protegidos.

El Código vigente también contempla penas que pueden llegar a los veinte años de cárcel en los casos más graves, cuando se pone en peligro vidas humanas.

Si el caso de los fuegos en Mallorca y Menorca se juzga como un delito continuado (la comisión por un solo sujeto de una pluralidad de infracciones, según el artículo 74 del Código Penal), algo que está por decidir, la pena sería de un mínimo de tres años de cárcel, según calcula Carlos Dubon, decano de los abogados de Ciutadella.

La aplicación de dicho artículo sería "lo más razonable", afirmó ayer el letrado, aunque también puede darse el caso de que se juzguen de forma separada los incendios cometidos en Mallorca y los de Menorca.

La petición de la pena dependerá de la Fiscalía, recordó el abogado, y además de la prisión el artículo 352 del Código Penal establece el pago de una multa, cuya cuantía diaria se fija en función de los recursos del acusado, durante un periodo de doce a dieciocho meses, en base a la gravedad del delito. El juez deberá asimismo determinar si los fuegos forestales pusieron en peligro la vida de las personas, en cuyo caso las penas pueden variar de diez a veinte años de cárcel.

Cabe recordar que los incendios provocados el pasado día 14, en concreto el de Son Parc, obligó a desalojar a la familia de la finca de Ses Coves Velles, así como a todos los animales de la explotación.

Otro tanto sucedió a causa del incendio en Sa Costa Nova, que además de obligar a cortar la carretera general, también hizo necesario evacuar la finca Es Coll Roig, tanto a los payeses como al ganado.

Psiquiátrico

En el caso de que los informes confirmen que el autor de los incendios padece un trastorno mental, éste quedará exento de responsabilidad penal. "La responsabilidad sobre los actos no afecta al tiempo de la condena", explicó Dubon, "que será el que determine el tribunal, pero sí a la forma de su cumplimiento y al centro". Lo que significa que si el juez determina la culpabilidad del detenido en Menorca y se confirma que padece una enfermedad mental, no ingresará en prisión sino que lo haría en un centro psiquiátrico.