Medalla. Navarro Sintes recibió de manos de su padre la Cruz de Oro - Gemma Andreu

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Tres agentes de la Guardia Civil fueron ayer condecorados durante la celebración de la festividad de su patrona, la Virgen del Pilar. El subteniente Amadeo Sabido recibió la Cruz al Mérito Policial, y el cabo primero Emilio Tomás Nevado recogió la Cruz de Constancia en el Servicio en la modalidad de plata. Fue el guardia civil Manuel Navarro Sintes quien fue reconocido con la Cruz de Oro a la Constancia como muestra de reconocimiento por más de tres décadas de servicio.

El acto tuvo un valor añadido para Navarro Sintes ya que le impuso la medalla su padre, Manuel Navarro Cañete, retirado aunque con una trayectoria en el cuerpo de 38 años.
Padre e hijo suman a día de hoy 71 años de servicio, lo que pone de manifiesto el amor de esta familia a la profesión y a la dedicación a los demás.

El Guardia Civil condecorado cuenta con una trayectoria intachable e implacable. Además de haber estado destinado en Eivissa durante 18 años y otros once en la Isla, en 1997 actuó en una operación internacional en Bosnia-Herzegovina (Sarajevo). Fue, además, voluntario en 1980 y durante tres años en el País Vasco y Navarra, período de fuerte tensión y gran número de atentados y donde Navarro Sintes perdió a más de un compañero. En estos momentos presta servicio en el Aeropuerto y es que, para el Guardia Civil, lo que más le llena de esta vocación es la "gratificación demostrada por la sociedad ante un servicio cumplido".

Por su parte, con 87 años recién cumplidos, Manuel Navarro Cañete, observaba orgulloso ayer a su hijo quien ha seguido sus pasos en honor a la Guardia Civil. Recordaba uno de los momentos más relevantes de su trayectoria en el cuerpo. Un 14 de agosto de 1954 consiguió rescatar a tres personas que estaban siendo arrastradas por la corriente en la playa de Punta Prima. "Uno de ellos se encontraba ya a unos 600 metros de la orilla del mar y había unas olas de más de cinco metros, otros dos salieron a su rescate pero también fueron arrastrados, fui a por ellos porque ésta es mi misión, estar al servicio de los demás", resaltaba. Consiguió salvar las tres vidas. No obstante tuvo que ser atendido por los servicios médicos por cortes producidos por las piedras y púas de erizos en las plantas de los pies. Por este acto le impusieron la Cruz de la Beneficencia que ayer lucía con máximo orgullo. Además, explicaba como curiosidad que por un accidente tuvo que ser atendido en la Illa del Rei.

Opinaba que su época de actividad en el cuerpo de la Guardia Civil fue de mayor dureza que el servicio actual y aseguraba que los servicios se hacían a pie y durante cuatro días durante los que llegaban a andar la friolera de hasta 30 y 40 kilómetros.