Custodiada. La presunta homicida se sienta sola, en el primer banco a la derecha de la sala, y está vigilada por agentes de Policía que se sientan detrás de ella. - Rafael Garrones/Diario de Mallorca

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Mónica se presentó ayer ante el tribunal tímidamente, nerviosa y cabizbaja. Sollozó cuando se le preguntó cómo era su hijo y si le molestaba su existencia, si creía que era un estorbo para ella. "¿Se considera usted una buena madre?", le preguntó su abogado. "Antes pensaba que sí", dijo con voz entrecortada.

Habló de su hijo como un niño alegre, "que siempre se estaba riendo", responsable y obediente y negó que tuviera intención de deshacerse de él. Quiso convencer al jurado de que se preocupaba por él, de que se fue a Galicia a visitarlo porque le habían advertido que su padre adoptivo no lo cuidaba bien, pero nadie que estuviera en la sala de vistas supo por qué lo ocultaba.

La acusada estaba triste, no se atrevió a mirar directamente a los miembros del jurado en ningún momento. Ellos y ellas seguían con máxima atención y una profunda seriedad reflejada en sus rostros las palabras de Juanatey.

"Aún lo quiero", dijo Mónica al negar que su hijo fuera un estorbo para ella. Sin embargo, en ningún momento fue capaz de explicar, pese a las reiteradas preguntas, por qué dijo a su pareja que era un sobrino que iba a pasar con ellos unos días en Menorca. Es más, admitió que el propio niño la llamó "mamá" cuando lo fue a buscar al Aeropuerto y que ella le corrigió, diciéndole "que me llamara tita".

No tuvo Mónica explicación para eso. Ni tampoco para justificar por qué a su pareja le dijo que el niño había muerto en un accidente de tráfico. "¿Y a qué fueneral iba a ir"? se preguntó Mónica en voz alta cuando se le inquirió sobre si su pareja no le había comentado por qué no iba al funeral de su sobrino.

Tampoco ha habido justificación para entender por qué para su nueva pareja también inventó que su hijo había muerto en un accidente de tráfico.

Cinco mujeres y cuatro hombres

El jurado popular que decidirá sobre si Mónica Juanatey es o no culpable del delito de asesinato con alevosía que le imputa el Ministerio Fiscal está integrado por cinco mujeres y cuatro hombres (más otros dos hombres como suplentes). Durante la primera sesión del juicio, el jurado se mostró muy atento e incluso formuló preguntas a la acusada a través del presidente de la sala, el magistrado Eduardo Calderón.

El representante de la Fiscalía, Eduardo Norro, agradeció a los miembros del jurado su presencia y les aseguró que espera que participar en el juicio sea para todos ellos "una experiencia".

Además les quiso concienciar de que su labor nada tiene que ver con saber Derecho, si no más con el sentido común. Se permitió incluso citar a Sócrates, diciéndoles que un buen magistrado tiene que escuchar cortesmente y decidir imparcialmente, e incluso a un lord inglés para quien, afirmó, "entre las cualidades de un buen juzgador, el conocimiento del Derecho no es absolutamente necesario".

Los miembros del jurado (incluidos los suplentes) ocupan dos bancos situados a la izquierda del estrado. Tienen en frente al fiscal y al abogado defensor, situados en la parte derecha de la sala.

La acusada está sentada, sola, en el primer banco de la derecha y está custodiada por dos policías sentados en el segundo banco, tras ella.

Preside la sala el magistrado Eduardo Calderón (presidente de la sección segunda de la Audiencia Provincial) y junto a él está sentada la secretaria judicial.