José Serafín Béjar. Es licenciado en Filosofía y doctor en Teología - Archivo

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Fe y razón han estado en disputa constante pero, ¿cómo es este debate en pleno siglo XXI? Llevamos un tiempo en el que salen voces que nos dicen que lo que estamos viviendo es, a parte de una crisis económica, una crisis de valores. ¿Qué espacio ocupan hoy en día conceptos como valor, razón, fe?

José Serafín Béjar (Granada, 1974) es licenciado en Filosofía y doctor en Teología Fundamental por la Universidad Gregoriana de Roma (2003). Actualmente es profesor de Cristología, Antropología Teológica y Método Teológico en la Facultad de Teología de Granada. En la conferencia que ofrecerá esta tarde, a las 20 horas en la biblioteca Rubió Tudurí de Maó, tendremos la oportunidad de escuchar hablar del laicismo y del confesionalismo como dos caricaturas de la razón y de la fe. El conferenciante pondrá de manifiesto los límites tanto de la fe como de la religión, y las posibilidades de un diálogo sincero entre laicidad y religión. Así pues, si el tema les interesa, no duden a pasarse por la biblioteca. Se abre el tiempo de debate.

Su conferencia versará sobre el debate de la laicidad. ¿Cuál es la diferencia entre laicismo y laicidad?
La laicidad es una característica de los estados modernos y democráticos, que han de garantizar la pluralidad y diversidad en el seno mismo de sus sociedades, desde una clara neutralidad. El laicismo es una ideología de explicación de la realidad donde lo religioso se percibe como un factor arcaico de la evolución humana, que suele conducir a la intolerancia y al fundamentalismo. Digo esto de modo genérico, y sin entrar en el debate sobre la equivocidad de ambos conceptos.

En este momento crucial que estamos viviendo se habla de crisis de valores. ¿Cuál es su interpretación?
Mi interpretación es que vivimos "entre tiempos", es decir, estamos asistiendo a un cambio de paradigma donde se produce una profunda transformación del mundo como lo habíamos conocido hasta ahora. Por ejemplo, se habla de que la revolución cibernética, que vivimos ahora, es un cambio de época asimilable a lo que supuso el neolítico o la revolución industrial para el hombre. La crisis de valores no es sino una manifestación más de una época de una profunda relativización cultural.

¿Qué sentido tiene hoy día la teología?
Testimoniar la presencia del totalmente "Otro". La teología ayuda a vehicular el deseo de eternidad que nos habita por dentro; empuja a los hombres a medirse con el infinito; pone palabras humanas a la Palabra divina. La teología pretende enamorarnos de lo que no sirve para nada y que, precisamente por eso, se presenta como incondicionado y absolutamente gratuito. En definitiva, el sentido de la teología reside hoy en ayudar a toda persona a confrontarse con el Misterio que a menudo asoma en nuestra existencia.

Según sus palabras, el mecanismo generador del fundamentalismo es: "cuando lo político consigue la legitimación de lo religioso se alcanzan grandes cotas de poder". Entonces, ¿no es peligrosa esta unión entre política y religión?
Sí, lo es. Y por esta razón es necesario estar continuamente purificando a la religión de toda pretensión de poder. Al mismo tiempo que es necesario denunciar a toda instancia política que pretenda revestirse de un halo sagrado o definitivo. De hecho, el nuevo Dios, cuya ira pretendemos aplacar, con todo tipo de sacrificios y ofrendas, se llama "mercado".

¿Por qué cada vez hay más fundamentalismos? ¿Se está extremando la sociedad?
Porque tenemos miedo. El fundamentalismo siempre es una variable del miedo: a más miedo, mayor necesidad de "agarrarse" a certezas muy seguras, a veces simples y poco matizadas. Siempre que en la historia de los hombres ha habido épocas de cambios profundos o crisis severas, se han extremado las visiones del mundo. Por ello, es importante estar atentos a los movimientos sociales que se están creando en el mundo, y especialmente en nuestro país, como reacción a la crisis económica que padecemos.

¿Entiende que se financien escuelas religiosas y que baje la inversión en educación?
Pienso que el protagonismo de la vida social no radica ni en el Estado, ni en los políticos, sino en los propios ciudadanos. Por tanto, el Estado no se sirve a sí mismo, sino a esa vida social protagonizada por personas concretas. Por tanto, entiendo que se financien escuelas religiosas, porque es un servicio que se presta a ciudadanos que eligen el tipo de educación que quieren para sus hijos. En el mundo anglosajón se hace y no genera ningún conflicto. No creo que esto, en principio, tenga que ver con los recortes en educación.

Fe y razón han estado enfrentadas históricamente, ¿cuál puede ser el punto de encuentro entre ambas?
Creo que el reconocimiento de los límites de ambas podría ser un buen punto de partida para el encuentro. Reconocer los límites inherentes al ejercicio de la razón, y también las posibles patologías de la religión, para descubrir que ambas se necesitan en un proceso mutuo de aprendizaje. De hecho, el cristianismo ha considerado siempre a la fe y a la razón como las dos alas con las que el hombre se eleva a la contemplación de la verdad.
Usted comentó en una conferencia que "el cristianismo es antisistema y que no puede encerrarse en ningún libro, ni siquiera en la Biblia o en el Catecismo". ¿A qué se refiere?
Me refería a que el centro, o corazón, del cristianismo no es un "sistema" ideológico que explica toda la realidad, ni una "doctrina" que se pueda aprender, ni un "libro" que se considera más o menos sagrado. El cristianismo es una persona, Jesucristo, confesada como viva y actuante en la historia.

Tiene cuenta en Twitter. ¿Qué uso le da a las redes sociales?
La de estar en el mundo, informado de lo que ocurre a mi alrededor.

Un ejemplo de "tuit" suyo: «El cristianismo es la transgresión de la norma de lo simplemente "debido"». ¿A qué se refiere con lo "debido"?
Lo "debido" es lo políticamente correcto, lo justo, el dar a cada uno lo que le corresponde, el amar sólo a los que te aman, o prestar sólo a los que te devuelven (muy actual esto, en el escenario de la presente crisis económica y el enfado generalizado con la banca). El cristianismo, sin embargo, es transgresor de lo "debido" porque se funda en el "exceso", en la "sobreabundancia", en lo totalmente "gratuito". El Dios cristiano no es simplemente correcto; siempre se pasa.