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Las instalaciones de la Biblioteca de la Fundación Rubió no pudieron acoger a todas las personas que se interesaron por participar en la conferencia que el joven profesor de teología de Granada, Serafín Béjar, dio el viernes por la noche. Fue una exposición muy bien trabajada, profunda y brillante, que mantuvo expectante al numeroso auditorio que cupo en la sala, a pesar de la incomodidad que no pocos tuvieron que soportar.

El filósofo francés B. Pascal decía que "el ejercicio más noble de la razón consiste en reconocer sus propios límites". Y el teólogo protestante K. Barth reclamaba "la necesidad de dejar a Dios ser Dios". Con estas frases se puede entender la propuesta que el profesor S. Béjar, de la Facultad de Teología de Granada hacía en la conferencia "El debate sobre la laicidad: ¿es posible un encuentro entre fe y razón?". En efecto, el teólogo granadino postuló el "límite" como la verdadera posibilidad para este encuentro; algo que parecen olvidar, con excesiva facilidad, tanto los discursos laicistas, como aquellos confesionalistas, más extremos. De hecho, y especialmente en nuestro país, se percibe con nitidez la debilidad o el límite del pretendido contrincante, mientras resulta difícil una reflexión crítica a propósito de las propias posiciones. Un laicismo militante que percibe la debilidad de la fe y sus patologías como factor arcaico, tendente a la intolerancia y a la violencia. Y un confesionalismo nostálgico que valora la aventura de emancipación moderna, y por tanto las patologías propias de la razón, como sinónimo de la barbarie.

Frente a esas caricaturas, tanto de la fe, como de la razón, el conferenciante realizó una decidida defensa de ambas que, curadas de sus propios excesos, son las dos alas que pueden elevar al hombre al conocimiento de la verdad y, por tanto , a la construcción de una sociedad abierta y plural donde se recojan las aportaciones de cada orilla en la arena común del debate público. Así, el teólogo granadino apuntó que la religión puede aportar a la sociedad una ciudadanía activa, precisamente en momentos donde se vive un palpable descrédito de las instituciones democráticas; y la razón puede ofrecer a las religiones el antídoto eficaz frente a un fundamentalismo que se presuma intolerante y violento. La razón y la fe encuentra su verdadera medida, así terminó su conferencia, en el servicio común a la vida de toda persona.

Ayer, sábado, el debate en forma de seminario se continuó durante toda al mañana en Mongofra con un grupo de veinte personas, el máximo que la organización aceptó para que la tarea fuese fructífera. Cinco profesores de Universidad, profesores de instituto, médicos, juristas, políticos y tres sacerdotes intervinieron en el debate. Se expusieron con profusión los límites tanto de la razón y de la ciencia como los de la fe y la religión, y se apuntaron espacios de encuentro desde una actitud humilde, se apuntó, ya que el ser humano tiene anhelo de comprender y creer. Se analizaron también estructuras de poder que pueden mediatizar y pervertir la tarea científica y religiosa. A pesar de la diversidad de posturas de los participantes, se valoró el interesante ejercicio de confluencia y de acuerdo en cuestiones fundamentales. Todos subrayaron como positivo de la experiencia la mutua escucha e interpretación que contribuye a acercar posiciones frente a las tantas veces escenificada confrontación que paraliza y divide.